Daniel Ortega, presidente de Nicaragua
Lo ocurrido en esta nación centroamericana que ganó enormes simpatías cuando fue derrotada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) la dictadura-dinastía de los Somoza, me recuerda la frase que le cargan a ese holandés llamado Erasmo de Róterdam cuando en el lejano siglo XV advertía: “Brindo por las mujeres. Quien pudiera caer en sus brazos sin caer en sus manos”.
Colegas nicas que conocí cuando cubrí como corresponsal de guerra el enfrentamiento con la llamada “contra”, no apoyan la versión gubernamental de que se trata de algo incitado por delincuentes juveniles (universitarios) con la ayuda de la larga mano de la derecha ahora en pleno apogeo en toda Latinoamérica.
Los incidentes, como se conoce, surgieron a partir de la decisión gubernamental dispuesta por el Fondo Monetario Internacional, por demás inconsulta hasta con los responsables económicos del Frente, de modificar a peor el régimen de seguridad social y pensiones. Fue la gota que colmó la copa. Unos 60 muertos han dejado constancia de la revuelta popular.
Los medios oficiales cubanos no cesan en defender no ya al sandinismo, sino al matrimonio Ortega-Murillo al tiempo que el hoy empresario y su primerísima dama nos muestran qué fácil es escribir en media cuartilla un enjundioso manual de cómo putear una revolución. Ya lo dijo el tal Maquiavelo cuando escribió de los vicios del poder.
Acceda a la versión completa del contenido
Un volcán llamado Nicaragua
Tras la crisis financiera de 2008 y el parón de la pandemia, la respuesta fue…
Las principales organizaciones ecologistas y de derechos humanos han reaccionado con dureza al resultado de…
Las autoridades palestinas han señalado que las cifras podrían aumentar en las próximas horas debido…
En un país que lleva el jamón como estandarte, no es difícil imaginar que un…
La activación de estos protocolos diplomáticos buscarían garantizar la protección del personal español desplegado en…
La aprobación del nuevo acuerdo global en la COP30 de Belém ha reforzado el impulso…