Noten ustedes la arrancada de la temporada. Apagones a las dos manos nunca mejor dicho que sin luz al final del túnel, el disparate de Etecsa que lejos de ser un paquetazo, se ha convertido en un papelazo político y económico como otros tantos cometidos e inmunes por no prestar oídos a la población y para rematar, el anuncio de que muy probablemente tengamos ya cerca el primer huracán de la temporada.
Más triste, intranquilizante y difícil hay que mandarlo a hacer con maestros cualificados en diseñar desgracias.
Por el aquello de que, a buen entendedor, con pocas palabras bastan, el cubano, que sabe leer, escribir y pensar porque en este país no hay analfabetos como ocurre en nuestra cercana región, entendió perfectamente que el anuncio, con pocas intenciones triunfalistas, llegó desde la televisiva Mesa Redonda donde quedó por la claro que el cercano verano no alcanzará la generación de electricidad para suplir la demanda.
Y no enfermarse en estos meses de canícula, falta de medicamentos y personal médico lidiando con sus hijos en casa porque el que logre salvarse quedará con unos cuantos traumas en cualquier sitio de la geografía humana.
No puede faltar la conocida tapa al pomo. Para este fin de semana nos visitará una nube de polvo sahariano. Dicen que es tan grande como la superficie de República Dominicana.
Que alguien, mayor que yo, me diga quién acuñó aquella frase a principios del siglo pasado donde hacía constar con fina ironía:
¡Qué suerte tiene el cubano!