Donald Trump ha anunciado que duplicará los aranceles a las importaciones de acero en Estados Unidos, pasando del 25% al 50%. El mandatario hizo pública la decisión durante un mitin en la planta de la siderúrgica US Steel en Pensilvania, argumentando que esta medida busca fortalecer la industria siderúrgica nacional y proteger a los trabajadores del sector.
“Queremos que el futuro de Estados Unidos se construya con la fuerza y el orgullo de Pittsburgh, no con acero de mala calidad de Shanghai”, dijo el presidente
La entrada en vigor de los aranceles al acero del 25% se produjo en marzo y, hasta ahora, no habían sido modificados, ni siquiera tras los recientes desencuentros comerciales con China y la Unión Europea. Sin embargo, Trump afirmó que la industria del acero necesita un impulso adicional y que “nadie va a eludir” este nuevo aumento.
Justificación del aumento
Trump subrayó que el incremento de las importaciones de acero en los últimos cuatro años ha sido una “cifra increíblemente loca”. Aseguró que Estados Unidos obtiene acero de todos lados, pero que no permitirá que el futuro del país se construya con materiales de baja calidad.
El anuncio también llega en un contexto de crecientes tensiones comerciales con China y la Unión Europea. El presidente acusó a China de “violar” la tregua arancelaria pactada hace apenas dos semanas, y advirtió a la Unión Europea que, a partir del 1 de junio, se impondrá el 50% de aranceles a todas sus exportaciones.
“Es acero de Pittsburgh, es acero estadounidense, y será aún más especial cuando se inviertan miles de millones de dólares en nuevos equipos aquí”, afirmó Trump durante el mitin
Obstáculos judiciales y apoyo empresarial
Un tribunal había suspendido el miércoles la mayoría de los aranceles impuestos por la Administración Trump, argumentando que el mandatario se había extralimitado en sus funciones. Sin embargo, el bloqueo judicial quedó sin efecto un día después gracias a un fallo de un tribunal de apelaciones.
Además, la elección de la planta de US Steel para el anuncio no es casual. Trump respaldó la semana pasada la compra de la compañía por parte de la japonesa Nippon Steel, una operación que había rechazado anteriormente.