Tras la victoria de Macron, ¿es hora de que el BCE mueva ficha?

Bancos centrales

Tras la victoria de Macron, ¿es hora de que el BCE mueva ficha?

Los expertos creen que el programa de estímulo del BCE ha llegado a su tope, pero el ‘tempo’ de la salida será crítico para que no vuelva a descarrilar Europa.

Banco Central Europeo BCE

Toda vez que la victoria de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales francesas deja por un momento aparcado el debate político en los mercados, vuelve al seno del Banco Central Europeo (BCE) sobre la retirada paulatina de las políticas ‘no convencionales’. Analistas, expertos e incluso propios miembros de la institución reconocen que el actual escenario no puede prolongarse mucho más, pero dar con el calendario correcto será clave para que la economía europea no vuelva a naufragar.

El BCE está a punto de reemplazar su opinión ‘negativa’ por una ‘neutral’ sobre si la economía de la eurozona alcanzará los objetivos de crecimiento, avisó ayer mismo el miembro del Comité Ejecutivo de la institución Yves Mersch, y en consecuencia debería ajustar la orientación de sus políticas.

A medida que el crecimiento se acelera y los mercados de trabajo mejoran, la inflación también debería rebotar, llevando finalmente a una discusión sobre la normalización de la política monetaria, añadió el luxemburgués, considerado como uno de los ‘halcones’ que dentro del BCE apuestan por un endurecimiento de la política monetaria lo antes posible.

El debate interno en el BCE sobre la retirada de las medidas de estímulo no es nuevo, pero hasta el momento los riesgos políticos lo habían dejado en un segundo plano. Sin embargo, ahora, con el horizonte más despejado (al menos hasta las elecciones de Italia del próximo año), vuelve a cobrar fuerza. La próxima reunión de la institución será el ocho de junio.

Lo cierto es que todo el mundo está de acuerdo en que la retirada es cuestión de tiempo, pero el ‘tempo’ del movimiento es crítico. Así lo ha recordado en una columna en el Financial Times Lorenzo Bini Smaghi, que fuera miembro del Comité Ejecutivo del BCE entre 2005 y 2011. “Salir demasiado pronto podría poner en peligro la recuperación y el retorno a la estabilidad de precios (definida como una tasa de inflación cercana pero inferior al 2%); pero saliendo demasiado tarde, podría con el tiempo generar una mayor inflación y potencialmente dar combustible a burbujas financieras”.

En ese sentido, el equipo de Global Research de Bank of America Merrill Lynch recuerda que el escenario “no es muy diferente” al de los últimos tres años: “el crecimiento es decente, la inflación baja, y el banco central sigue apoyando”. No obstante, hay una “clara diferencia”, señalan los expertos, ya que “el apoyo monetario extraordinario ha alcanzado su punto máximo y el BCE está en una salida lenta”.

BofAML espera que el BCE finalice las compras QE sólo en diciembre de 2018, y que los primeros movimientos de tipos, una subida de una sola vez en el tipo de depósito, se produzca también a finales del próximo año. “Esto sería una salida prematura en vista de la dinámica de la inflación, impulsada por restricciones políticas, que podrían amenazar la sostenibilidad de la deuda al mismo tiempo que el BCE se está quedando sin herramientas para hacer frente a cualquier choque negativo a corto plazo”, avisan los expertos.

Más información