Torra aprovecha su debilidad para tensar el pulso con el Gobierno y acercar las elecciones

Cataluña

Torra aprovecha su debilidad para tensar el pulso con el Gobierno y acercar las elecciones

El presidente de la Generalitat recurre a un ultimátum ‘imposible’ para desviar los focos.

Quim Torra, president de la Generalitat.

La noche del 1 de octubre de 2018 no fue igual que la misma noche del año anterior. El presidente de la Generalitat ya no era un mártir, era un verdugo, y el conflicto parecía instalarse dentro del independentismo, con peticiones de dimisión (al conseller de Interior, Miquel Buch) incluidas.

El presidente de todos los catalanes, Quim Torra, ha dejado de ser sagrado para la mitad de la población que le honraba. Algo que ha sucedido también con los Mossos d’Esquadra, que después de cargar contra los CDR ya no son aliados y sí un cuerpo más de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Unos Comités para la Defensa de la República (CDR) que primero recibieron el apoyo público de Quim Torra y después los ‘porrazos’ de la policía autonómica. Unos Mossos que actuaron bajo orden de la Generalitat de Cataluña. Ahí no hubo artículo 155 y, por tanto, se desconoce si para los convergentes hubo o no ‘represión’.

En ese clima de debilidad interna, Quim Torra necesitaba volver a enfocar el debate mediático en el exterior, en el enemigo externo, como mejor forma de coser temporalmente las heridas que dividen al independentismo. Porque quizá no haya república, quizá nunca la hubo, ni siquiera un plan para que la hubiera y todo fueron fuegos de artificio que han minado la confianza (y esperanza) de muchos independentistas.

Sin embargo, Moncloa siempre va a estar ahí negando cualquier posibilidad para la autodeterminación. El Gobierno de Pedro Sánchez no va a aceptar el ultimátum (autodeterminación/referéndum o retirada de apoyo del PDeCAT) lanzado por el presidente de la Generalitat, y esa es la respuesta que previsiblemente busca Torra.

La negación ajena como pegamento para las divisiones internas.

Exigir al presidente del Gobierno la aplicación inmediata (antes de noviembre) de medidas encaminadas a la autodeterminación de Cataluña no parece una propuesta planteada para conseguir el ‘sí’ del Ejecutivo.

El ‘no’ de Sánchez, por tanto, dejará al Gobierno socialista sin el apoyo del PDeCAT y necesitará al PP o Ciudadanos para alcanzar la mayoría parlamentaria que le facilite la aprobación de los presupuestos. Una realidad aritmética imposible que abre el escenario de unas elecciones generales anticipadas.

Si eso ocurriera, PP y Ciudadanos habrían recibido la mejor noticia que esperaban de manos del nacionalismo catalán.

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