Theranos: el final definitivo del mayor fraude de Silicon Valley

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Theranos: el final definitivo del mayor fraude de Silicon Valley

La firma de análisis de sangre fundada por Elizabeth Holmes, considerada en su día como 'la nueva Steve Jobs', llegó a alcanzar una valoración de 9.000 millones de dólares.

Elisabeth Holmes
La compañía de biotecnología Theranos prometía revolucionar el mundo de la medicina con análisis de sangre rápidos y de bajo coste, lo que le llevó a alcanzar una valoración de 9.000 millones de dólares (unos 7.800 millones de euros). Sin embargo, resultó ser el mayor fraude de Silicon Valley: engañó sobre las capacidades de su tecnología y sobre su rendimiento financiero para captar 700 millones de dólares (unos 656 millones de euros). Casi seis meses después de que EEUU acusara formalmente a su fundadora, Elizabeth Holmes, considerada en su día como 'la nueva Steve Jobs', la empresa se disolverá, pasando página a uno de los capítulos más oscuros de 'La Meca' de la tecnología. En marzo, la Comisión de Bolsa y Valores del país norteamericano (SEC) acusó a Holmes y al expresidente de Theranos Ramesh Balwani de crear una elaborada trama con afirmaciones falsas sobre su tecnología, bautizada como Edison, y el estado de las finanzas de la compañía. Ambos hicieron demostraciones falsas de sus productos, engañaron sobre su viabilidad y transmitieron a los medios información que no era real, lo que, según denuncia el regulador, hizo pensar a los inversores que Theranos era un buen negocio por el que apostar. Ante esta conducta fraudulenta, la SEC impuso a la fundadora de la compañía una multa de 500.000 dólares (algo más de 400.000 euros) y le prohibió ejercer como funcionaria o directora de una empresa pública durante 10 años. Tuvo además que ceder el control de Theranos y devolver 18,9 millones de acciones. Holmes fue elegida en 2015 como la persona más influyente y ha estado presente en varias listas de la revista Forbes. Un minucioso artículo en The Wall Street Journal descubrió 'el pastel': la mayoría de las pruebas no se hacían mediante la tecnología Edison, sino que se empleaban máquinas tradicionales compradas a empresas como Siemens. El texto firmado por el periodista John Carreyrou, en el que se citaba a exempleados de Theranos y a médicos, revelaba además que a diciembre de 2014 tan solo eran capaces de precisar los datos en 15 tipos de pruebas. El periodista también localizó a una empleada de la cadena de farmacias Walgreen (cliente de Theranos) que afirmaba haber detectado fallos en algunos resultados y procesos de análisis y también a pacientes que recibieron conclusiones inexactas. Holmes llegó a 'venderse' como uno de los grandes empresarios a Silicon Valley hechos a sí mismos, que había iniciado su sueño desde el cuarto de su residencia universitaria.

La compañía de biotecnología Theranos prometía revolucionar el mundo de la medicina con análisis de sangre rápidos y de bajo coste, lo que le llevó a alcanzar una valoración de 9.000 millones de dólares (unos 7.800 millones de euros). Sin embargo, resultó ser el mayor fraude de Silicon Valley: engañó sobre las capacidades de su tecnología y sobre su rendimiento financiero para captar 700 millones de dólares (unos 656 millones de euros). Casi seis meses después de que EEUU acusara formalmente a su fundadora, Elizabeth Holmes, considerada en su día como ‘la nueva Steve Jobs’, la empresa se disolverá, pasando página a uno de los capítulos más oscuros de ‘La Meca’ de la tecnología.

En marzo, la Comisión de Bolsa y Valores del país norteamericano (SEC) acusó a Holmes y al expresidente de Theranos Ramesh Balwani de crear una elaborada trama con afirmaciones falsas sobre su tecnología, bautizada como Edison, y el estado de las finanzas de la compañía. Ambos hicieron demostraciones falsas de sus productos, engañaron sobre su viabilidad y transmitieron a los medios información que no era real, lo que, según denuncia el regulador, hizo pensar a los inversores que Theranos era un buen negocio por el que apostar.

Ante esta conducta fraudulenta, la SEC impuso a la fundadora de la compañía una multa de 500.000 dólares (algo más de 400.000 euros) y le prohibió ejercer como funcionaria o directora de una empresa pública durante 10 años. Tuvo además que ceder el control de Theranos y devolver 18,9 millones de acciones.

Holmes fue elegida en 2015 como la persona más influyente y ha estado presente en varias listas de la revista Forbes. Un minucioso artículo en The Wall Street Journal descubrió ‘el pastel’: la mayoría de las pruebas no se hacían mediante la tecnología Edison, sino que se empleaban máquinas tradicionales compradas a empresas como Siemens. El texto firmado por el periodista John Carreyrou, en el que se citaba a exempleados de Theranos y a médicos, revelaba además que a diciembre de 2014 tan solo eran capaces de precisar los datos en 15 tipos de pruebas. El periodista también localizó a una empleada de la cadena de farmacias Walgreen (cliente de Theranos) que afirmaba haber detectado fallos en algunos resultados y procesos de análisis y también a pacientes que recibieron conclusiones inexactas.

Holmes llegó a ‘venderse’ como uno de los grandes empresarios a Silicon Valley hechos a sí mismos, que había iniciado su sueño desde el cuarto de su residencia universitaria.

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