Roger Penrose
Admirado físico de la Universidad de Oxford, enhorabuena por haber merecido el premio Nobel de Física con su demostración matemática de que los agujeros negros no son solo posibles sino inevitables.
Así sabemos que cuando algunas estrellas llegan al final de su vida explotan hacia dentro y hacia fuera, de modo que las capas externas salen despedidas y las internas se derrumban sobre sí mismas y, en el caso de que tengan suficiente masa, estos escombros se comprimen hasta alcanzar una densidad que atraerá a cuanto se cruce en su horizonte, constituyendo el punto de no retorno de un agujero negro.
Que sus investigaciones nos permitan entender aquí algunos casos de la más candente actualidad, como el de Villarejo y la policía patriótica, nos obliga a darle las más efusivas gracias.
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Telegrama para Roger Penrose
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