Señor Presidente del Partido Popular, su dimisión anunciada, que cobrará efecto en un próximo congreso extraordinario, confirma que nadie es de cuproníquel, que todos somos susceptibles a los agentes de la erosión, que sólo los gases nobles son inertes y tan pagados de sí mismos que no interfieren en reacción química alguna ni se combinan con ningún otro elemento, por eso pasan por completo inadvertidos.
Las emociones del momento abren la cuestión sucesoria. A falta de un delfín hay un delfinario. Que gane el mejor y que quede clausurado el cainismo.
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Telegrama para Mariano Rajoy
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