Señor Presidente de los Estados Unidos, imaginamos los preparativos para recibir en su mansión de Mar-a-Lago a Xi Jimping, presidente de China, país erigido en campeón del libre comercio que deja de alinearse en el imperio del mal y ocupa el vacío de Washington al abandonar el Tratado Asia Pacífico.
Asombra que el equipo de la Casa Blanca sea seleccionado en función del grado de parentesco tribal mientras Pekín prefiere los ascensos por capacidad y preparación. Se hará notar que de un lado queda la endogamia degenerativa y, del otro, la modernidad competente.
