“Si una persona no llega a fin de mes no puedo decir que España tiene la culpa y ya está”

Entrevista a Oskar Matute

“Si una persona no llega a fin de mes no puedo decir que España tiene la culpa y ya está”

Entrevista a Oskar Matute, candidato a diputado de EH Bildu.

Oskar Matute

Oskar Matute (Bilbao, 1972) repite como candidato a diputado de EH Bildu por la provincia de Bizkaia. 47 años escondidos en un cuerpo de treintañero, Matute aspira a ensanchar la base de la izquierda abertzale priorizando el discurso de clase.

Con pasado dentro de Ezker Batua (Izquierda Unida), cree que EH Bildu tiene que romper el cliché de que solo les interesa el euskera, los presos y la independencia “bajando al barro”, defendiendo las condiciones sociales de las clases más desfavorecidas.

Preocupado por “la derechización de la sociedad española”, Matute apela a luchar contra el “autoritarismo” que planea sobre la península ibérica. Recuerda que lo más cerca que ha estado de la violencia es con las ‘Txinberas’ de las barracas y que las casas de apuestas son el “opio del siglo XXI”.

Instantes antes de iniciar la entrevista, las luces se van. “¡Las cloacas!”, alude jocosamente.

¿Seguís creyendo que sois la fuerza más perseguida por las cloacas?

Si somos la fuerza menos querida probablemente seamos la más vigilada.

¿Sigue vigente vuestra prioridad de frenar a las derechas, aunque eso suponga facilitar una posible investidura de Sánchez?

Nuestra posición política no es un encantamiento con el PSOE. Lo que creemos es algo que existe en Europa, que es una involución democrática. Los ejes se desplazan de ‘izquierda-derecha’ a ‘democracia-autoritarismo’, y nosotros haremos de dique de contención del autoritarismo para proteger a nuestra gente.

Y no es que no tengamos motivos para afear las conductas del PSOE, pero es que es o este tipo haciendo políticas de izquierdas porque le obliguemos a hacerlas, o Abascal entrando a caballo.

¿Es posible que la izquierda abertzale esté dando un giro en el Congreso hacia posiciones más materiales?

He empezado esta entrevista diciendo que éramos la fuerza más odiada. Nosotros, y soy sincero, algún motivo habremos dado para ello. Frente a los muchos inventados, que los hay, seguramente tengamos que mirarnos hacia nosotros mismos. Somos una fuerza de izquierdas, independentista y soberanista, cierto, pero de izquierdas. Tenemos que tener una actitud constructiva.

Como ERC, ¿EH Bildu también busca ensanchar su base?

Claro, cualquier partido que aspire a ser mayoritario tiene que hacerlo. Nos toca abrirnos y dejar de mirarnos solo a nosotros mismos. Dejar de considerarnos una especie de comunidad dentro de la Comunidad.

A mi personalmente, que vengo de una izquierda autoreivindicada como izquierda, a mi no me hace falta acostarme con un pijama de hoces y martillos para sentirme comunista.

¿Cómo vais a seducir al no convencido?

Tienes que mirar a la sociedad en la que vives, mirar cuáles son sus rankings de prioridades. Pensar en la vecina cuando se levanta. Si una persona no llega a fin de mes porque le han reducido la beca al hijo, yo tengo que intentar darle solución, no levantarme y decir que España tiene la culpa y ya está.

Puede que España tenga la responsabilidad, pero hay que intentar todas las fórmulas para cambiar esa realidad, involucrar al Gobierno Vasco.

¿Hay diferencias entre ser un independentista de la margen izquierda de Bilbao y uno que es de Hernani?

Con compañeros de EH Bildu de Barakaldo siempre decimos que tenemos que romper ese cliché de que solo nos interesa el euskera, la Euskal kultura, los presos y la independencia. No tenemos que dejar de defender todo eso, pero tenemos que defender más cosas.

Por ejemplo, la margen izquierda, de ser el motor industrial de Euskal Herria se ha acabado convirtiendo en el paraíso de las multinacionales con condiciones laborales precarias. A lo mejor a esta gente hay que ofrecerle algo, y no solo venderles el pack del Aberri Eguna y tal. Hay que estar en el tajo todos los días, como Periko Solabarria.

¿Por qué eres independentista?

Era un insumiso que se empezó a organizar con otros insumisos y acabo en Ezker Batua (Izquierda Unida) probablemente por algunos tics que tenía la izquierda abertzale en ese momento y su posición ante una realidad que no se puede obviar que existía en mi país, ETA. Una de las violencias que existía.

Aquello me hizo no poder estar en esos momentos en esa realidad, pero autodeterminista he sido siempre. Ahora bien, soy independentista pero no soy nacionalista. Mis ideas son de izquierdas, y cuando construyamos una nación, mi proyecto no será uno chauvinista.

¿Euskadi debería aportar más a las arcas generales del Estado?

Quiero que llegue el momento en el que Euskadi no tenga que aportar nada al Estado español salvo aquello que, por solidaridad, decida aportar. Pero desde su concepción soberana. Esa es mi aspiración.

Mientras eso no ocurra…

Mientras sigamos formando parte del Estado español creo que habría que analizar la realidad, y si mis datos no son equivocados, parece que la cuenta de resultados de los últimos años del cupo da que aportamos más de lo que por porcentaje debiéramos haber aportado.

Pero creo que como vasco, y como cualquier ciudadano de izquierdas del Estado, lo que me gustaría es poder decidir adónde va el dinero que se aporta. Que nosotros tengamos un concierto y un cupo hará parecer que somos privilegiados a los ojos de mucha gente, pero estamos obligados a pagar el ejército, la policía o la monarquía.

A un montón de vascos les gustaría poder decidir no pagar eso.

Y a muchas otras personas que no sean vascas.

Peleémonos ahí. Seguramente si ellos no tienen que pagar policía, ni ejército ni monarquía tendríamos mucho más dinero para políticas sociales. Pero podría explicarlo también desde una perspectiva historicista desde carácter fuerista del siglo XIX…pero tampoco quiero aburrir a nadie con esto.

Los vascos, y fundamentalmente los vizcaínos, no participaban del ejército español mediante las levas, porque estaban exentos de esa realidad por los derechos históricos.

¿Te siguen preguntando si condenas la violencia?

Esta tarde tengo una entrevista y me voy a llevar una botella de ron para tomarme un chupito cada vez que me lo pregunten. De todos modos, hay vídeos y noticias de archivo donde se ve cómo rechazaba los atentados de ETA ya entonces.

Cuando Ortega Smith me dice que sé manejar bombas, joder, pero si tú has sido legionario y un sumiso. Lo más cerca que he estado de un arma es de una chimbera en las barracas.

¿Los homenajes a presos de ETA con delitos de sangre, te generan rechazo?

Si los homenajes fueran un acto con una fuerte carga política y con significación política, yo tendría que haber ido a alguno como representante de EH Bildu, y no he ido a ninguno.

Los homenajes responden a algo que ninguna ley penitenciaria va a poder evitar en la vida, que es que sus familiares y amigos quieran recibirle con independencia de lo que haya hecho y a mi me parezca lo que haya hecho.

Pero hablamos de ayuntamientos que dejan espacio público para esos homenajes.

Claro, y los ceden para un montón de cosas. Billy el Niño sigue cobrando pensiones por las condecoraciones que el Estado le dio y no se las ha quitado. Eso no pasa con ninguno de esos presos a los que hacen los ‘ongi etorri’.

Covite, no representa a todas las víctimas, y ha decidido hacer un papel político. Ser víctima te tiene que garantizar verdad, justicia y reparación, pero no te debe garantizar jamás impartir justicia.

¿Pero entiende que pueda ofender esos recibimientos?

He visto imágenes de recibimiento de hace 20 años que entiendo sinceramente que podían generar dolor a la víctima, porque eran recibidos de manera ostentosa y ponía en valor una trayectoria entre cuyos hitos podría estar haber infligido dolor.

Pero si tú ves los recibimientos que están siendo analizados con lupa, no hay voluntad ni ánimo de ofender a la víctima. Tiene más que ver con la voluntad de mostrar afecto de la gente que les quiere. Porque no todos tienen delitos de sangre. De hecho, la mayoría no los tienen. Pero todos se mezclan.

¿Por qué Vox, PP y Ciudadanos no consiguieron ningún escaño en Euskadi?

A lo mejor tenemos un grado de conciencia diferente ante los discursos alarmistas, y no es porque estemos vacunados ante la miseria mediática de algunos medios de comunicación que hacen basura periodística y que utilizan problemas para elevarlos a la categoría de hechos incuestionables y a partir de ahí generar doctrinas del miedo.

¿Por ejemplo?

La inseguridad. Yo he nacido en el Bilbao de los años 80, yo conozco los escenarios de ‘El Pico’ y de ‘El Pico 2’, posiblemente películas de culto para alguna gente. Ese Bilbao es el que he vivido yo. Nadie de manera honesta puede decir que Bilbao sea más insegura ahora que hace 30 años. Es imposible. Otra cosa es que queramos seguir el juego a basuras mediáticas, incluso canales ‘progres’.

¿Vox es una buena noticia para los partidos independentistas?

No, nunca he creído en el cuanto peor, mejor. No quiero que le hundan la vida a nadie. Tengo amigos en muchos lugares, porque hay cosas que me encantan del Estado español. Que yo quiera tener una realidad propia no significa que quiera mandar lo malo al Estado.

Ojalá España pueda liberarse de esa basura derechista. Pero creo que la izquierda deber hacer autocrítica. Ha pensado que agitar las calles durante un tiempo te proporcionaba un trampolín para arreglar las cosas donde se arreglan y ha olvidado las calles.

Si las calles las olvidas, si abandonas los barrios, las luchas populares…

Pero la extrema derecha en España no ha llegado a esos barrios populares. Vox triunfa exclusivamente en barrios de rentas altas.

La Historia nos ofrece opciones. Durante dos décadas todos hemos mirado el fenómeno del Frente Nacional francés y hemos visto cómo nació de las ‘milieu’, impulsado desde lugares comunistas emblemáticos como Marsella. Nació de las bases sociales que antes apoyaban proyectos emancipadores de izquierdas.

Diría que el Frente Nacional sedujo a esa base ofreciendo, por ejemplo, una respuesta proteccionista en un mercado cada vez más globalizado. Vox no ha hecho eso.

Dale tiempo, se está reconfigurando. Ahora se han puesto el traje de sargento chusquero. De todos modos, yo no me quedaría muy tranquilo con esos análisis que dicen que a Vox solo le queda un lento declinar. En todos los lugares de Europa donde ha llegado la extrema derecha lo ha hecho para quedarse.

En Grecia, Amanecer Dorado se ha quedado sin representación en el Parlamento.

Pero Amanecer Dorado no es la misma expresión que las extremas derechas. Amanecer Dorado era una expresión nazi directamente, con sus milicias nazis, ordenaban ejecuciones y demás. Pero hay extrema derecha en Grecia, ha entrado en Portugal, está fuerte en los países del norte de Europa.

Esa reflexión sobre cómo podían aprovechar la quiebra del neoliberalismo para generar un espacio de ultranacionalismo proteccionista no creo que la vaya a dejar escapar Vox. Si se pega un talegazo en estas elecciones alguno de ellos se preguntará dónde está el espacio de crecimiento y lo harán.

Otra cosa es que la sociedad compre ese giro.

Creo que la sociedad española, en lo que tiene que ver con la hegemonía social, se ha derechizado. Pero no lo digo como critica facilota, sino como una observación del tiempo que llevo aquí en Madrid.

Llevo tiempo viniendo, no solo a Vallecas y Usera, y veo una evolución hacia la derecha. Hay caldo de cultivo. Incluso en partidos de izquierda, joder, hace 20 años llevábamos la cresta más arriba.

Las políticas de Zapatero podrían parecer incluso más de izquierdas que las actuales.

A Zapatero casi hasta le queremos.

Llevas tres años en el Congreso. ¿Qué relación mantienes a nivel personal con diputados de partidos que públicamente os repudian?

La relación dentro de los muros del Congreso es un poco casposilla. No lo digo por vacilar ni por ir de guay, pero tiene un poco rollo de villa y corte. Imagino que en el siglo XVIII sería lo mismo, vendrían en sus carruajes ‘oh, voy a la corte’.

En el PP y Ciudadanos se ve que el día anterior han ido a la peluquería, que venir al Congreso es la hostia y tal. Puedes pensar que lo digo por ir de guayón, pero no. Para la mayoría de la gente de EH Bildu, venir de diputado a Madrid no es jugar la Champions, es como jugar la Europa League. La Champions es el Parlamento Vasco.

¿Qué tal con los diputados de Vox?

Ni nos miran. Te los cruzas de frente, después de decir en Vistalegre que nos iban a lapidar a hostias, y luego no son para tanto. Miran hacia el lado, o les llaman al móvil, y ya está.

¿Con los de Ciudadanos?

Con algunos bien, pero creo que estos cambiaron a partir de 2016. Con uno de ellos me llevo bien pero en las redes luego me llamó filoetarra. Le dije que a la cara es más majo que la hostia y que por qué ese ataque. Me dijo que si le decían desde el partido, el Albert.

Qué propone EH Bildu para:

Las casas de apuestas.

Ahí soy un poco bruto. En Bizkaia hay un movimiento chulo de izquierdas que se llama Eragin que está haciendo un trabajo buenísimo de confrontación a las casas de apuestas. A mi me parece que son el opio del siglo XXI. Yo viví en los barrios de ‘El Pico’ azotados por la heroína y no quiero verlos azotados por las casas de apuestas.

Seguramente Los Chikos del Maíz lo dirían de una manera más gráfica de lo que te estoy diciendo, pero tendría que ver con el fuego y con un mechero.

La prostitución.

Es un debate muy potente. Yo tengo una posición bastante clara, pero creo que es un debate que tendría que liderar el movimiento feminista, un movimiento que ha demostrado algo que otras corrientes de izquierdas con pene no hemos sabido hacer, convivir en la diferencia.

Mi objetivo es que no exista la prostitución, su abolición.

El alquiler de la vivienda.

El problema de la vivienda no se ataja por dos factores básicos. La connivencia que ha habido entre los grandes constructores y los poderes políticos y porque han hecho creer a una buena parte de la sociedad que era mejor invertir en ladrillo.

Lo que hemos visto es que ahora repunta es el alquiler y no la propiedad, pero seguimos bajo la misma lógica. Creemos que tiene que haber más vivienda pública de alquiler, pero no supone más construcción de vivienda. Se trata de rehabilitar y optimizar lo que ya tenemos.

Cambio climático.

Es la gran batalla. Hay que plantearse por qué estamos como estamos. Estamos así porque el modelo económico actual, el capitalista en su fase neoliberal, necesita producir de forma ilimitada. No se respetan los límites del planeta. Esto no va de plantar 40.000 árboles más o de subir un 1% con no sé qué tasa. El planeta se está acabando.

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