Agosto ha quedado atrás para recordarlo “como el peor” desde que comenzó la pandemia, con muy elevadas cifras. Confirmados, 265. 121 casos; 2. 532 fallecidos a un ritmo de 82 por día.
Las autoridades sanitarias y políticas no han cesado de modificar protocolos y medidas preventivas para apaciguar una arremetida del virus de la que aseguran ningún sistema de salud en el mundo estaba preparada para ese embate.
Entre ellas, se destaca que durante setiembre serán objeto del proceso de inmunización, alrededor de cinco millones de cubanos.
Hasta el momento, según datos oficiales, casi se han aplicado 14 millones de una o más dosis y un 33,8% de la población cubana (11.333.483 personas) ya posee las tres recomendadas. La magnitud del contagio ha obligado dejar a un lado la pretensión de inmunizar con sólo vacunas locales, y actualmente en la provincia de Cienfuegos se aplican dos dosis de la china Sinopharm más la cubana Soberana Plus.
A la par de la crítica situación epidemiológica hay que agregar la económica, que ha traído en consecuencia afectaciones muy serias en la alimentación, el suministro de medicamentos e insumos hospitalarios, entre otras contrariedades de origen autóctono y aquellas provenientes del bloqueo gringo.
Para colmo de males, la temporada de huracanes con sus devastadores efectos en la agricultura e instalaciones. Acaba de salir de Cuba, en camino hacia EEUU, el huracán Ida y ya otro se forma frente a las costas africanas.
Que no escampa, para resumir. Llueven demasiadas desgracias.
