Todavía hay muchos cubanos de la llamada tercera edad que recuerdan aquella melodía sonera de la primera mitad del pasado siglo que rezaba “cada vez que me acuerdo del ciclón, se me para el corazón”. Entonces, como ahora, de las desgracias hacíamos choteo, cachondeo.
Para disgustos del Ministerio del Turismo, los especialistas han vuelto a insistir que septiembre será muy activo y peligroso en lo que a huracanes y ciclones se refiere seguido de octubre, el más dañino. Basta tirar un vistazo a los primeros días de este mes para contabilizar nada menos que tres en la región. Y hay que apuntar que el cubano no le tiene miedo al fenómeno propiamente dicho, sino a sus consecuencias.
Gracias, digamos a no sé quién, la ciudad capital no ha sido visitada por uno de gran intensidad. Cuando eso ocurra, a no dudar, colapsará La Habana muy próxima al estado de calamidad generalizada. Los que rezan, a sus puestos; los que no, a cruzar los dedos…
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Septiembre algo negro
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