Se nos fue Mauricio, Mauricio Vicent

Desde el Malecón

Se nos fue Mauricio, Mauricio Vicent

Muy cubano por derecho propio y no por acto fingido para congratular a nadie porque no lo necesitaba.

Mauricio Vicent:

Mauricio Vicent

Acaba de morir este domingo en Madrid, nuestro colega y compañero de largos años en la profesión, Mauricio Vicent (59 años), víctima de ese mal asmático que le persiguió hasta derribarlo sin piedad alguna. Elogios para él hay y habrá en interminable relación. Todos merecidos. No exagero si sostengo que como él, Cuba no tendrá jamás un corresponsal extranjero de su valía en todos los órdenes humanos, profesionales y éticos.

La última vez que conversamos hace muy poco tiempo, rayando un mediodía infernal, fue durante un encuentro accidental en un negocio de chinos en La Habana. Tal parecía que la plática era en Beijing, con un chino merodeando la mesa y otro detrás del mostrador organizando la mercadería. El lugar, en el barrio de Miramar, estaba engalanado con cuanto motivo asiático uno se pueda imaginar. Y ahí, como en imaginario plató, solo en alma, una sola persona disfrutaba de una helada cerveza, el Mauricio.

Vino entonces la charla, el repaso, el comentario acerca del entramado de los chinos, que hasta cartones de huevos ofrecían a precios más allá de los acostumbrados. De sus propietarios conocía toda una historia que por seguro archivaba en enjundiosa gaveta. Con él se podía conversar de cualquier tema, siempre informado y con criterios muy propios, potables.

Muy cubano por derecho propio y no por acto fingido para congratular a nadie porque no lo necesitaba, el “ya tu sabes” de Mauricio (me niego al Vicent porque nunca así lo traté) era como una clave para sus interlocutores cubanos, un punto final sin más detalles.

Vecino de cien metros de distancia, eran frecuentes los topes, breves y concisos, sin necesidad del socorrido café en casa.

En 2011 se le retiró su credencial como corresponsal de El País. Dicen, y repito que dicen, fue por ofrecer “una imagen parcial y negativa” de la isla. Falso completamente según mi criterio. Mauricio debió pagar una factura que no le correspondía por alguna contrariedad del Grupo Prisa con las autoridades cubanas.

A Mauricio Vicent no se le podrá pedir el tradicional “descansa en paz” porque seguirá desde lejos y desde cerca en este eterno oficio, ingrato alguna que otra vez porque no se escribe para satisfacer peticiones, que no somos cantautores. Aquí queda su obra, su sonrisa entre todos los que le conocimos y compartimos trascendentales episodios de la realidad cubana.

-Ya tu sabes, el Mauri, que viviste más en Cuba que en España.

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