Cuatro simples palabras para salir del apuro y posteriormente, al cabo del tiempo, guardar lengua en el bolsillo trasero y folios con fotos en el archivo secreto.
Ya estamos acostumbrados a tal proceder en Cuba. Se crean comisiones, algunas con carácter ministerial o de Estado, multidisciplinarias casi todas y luego, con el tiempo, el silencio total, con esa oscura intención de que “a ver si se olvidan” y dejar correr bola por tronera un racimo de rumores con pies y cabezas o sin ellos que da igual.
Así tenemos múltiples casos. Sólo mencionar dos: el de Alejandro Gil, ex ministro de Economía y Planificación, y aquella explosión en el hotel Saratoga que todavía conmueve tamaña catástrofe.
Olvidadizas que son estas comisiones, que después de profundas investigaciones no justifican su labor ni tan siquiera con los almuerzos, meriendas y combustibles consumidos. Gran lástima que ya no se vean en farmacias esas socorridas y prodigiosas pastillas de Fitina para la memoria y concentración.
Mayor falta de respeto habría que preguntarle a la Inteligencia Artificial (IA) o darle voz a Don Vito Corleone cuando certificó la frase de ”insulto a la inteligencia humana”.
Y no olvidar a su prima hermana como analgésico y tranquilizante: Disculpen las molestias ocasionadas.
El cubano, no nos llamemos a engaño, puede distinguir perfectamente lo que es un Secreto de Estado y un Estado de secreto.
Si de tantos festivales y competiciones internacionales que se organizan en este mundo cada vez más loco, algunos bien extravagantes, por cierto, y se creara uno para coronar a los caraduras, aquí tenemos a varios candidatos capaces de superar al mismísimo Donald Trump y a ese señorito nicaragüense de la familia Ortega que justificó tanta presencia cubana por el interés de conocer los volcanes.