Sánchez garantiza a Rufián la mesa para al menos dejar encauzada la solución de Cataluña esta Legislatura

Investidura

Sánchez garantiza a Rufián la mesa para al menos dejar encauzada la solución de Cataluña esta Legislatura

El portavoz de ERC dice que la autodeterminación ni la unidad de España, merecen la pena con violencia y confiesa admirar de Cervantes a Rosalía.

Pedro Sánchez

El candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, ha garantizado hoy al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, la creación de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat en 15 días para al menos dejar encauzada la solución del «contencioso territorial» de Cataluña en esta Legislatura.

Así lo ha afirmado Sánchez en el ‘rifirrafe’ con el portavoz independentista durante la primera jornada de la sesión de investidura. «Despreocupese, la comisión se va a crear», ha prometido el secretario general del PSOE, quien además, ha dicho que los socialistas acudirán a la mesa «con el mejor de los ánimos» porque su voluntad es firme y honesta.

«El PSOE quiere resolver el contencioso territorial y si no lo logramos en una Legislatura, al menos que lo dejemos encauzado para que sus hijos y mis hijas puedan encontrar una Cataluña unida en su diversidad», ha remachado el presidente del Gobierno en funciones.

Tras la dura intervención inicial de Gabriel Rufián, quien había advertido a Sánchez de que si no hay mesa de diálogo no hay Legislatura, el candidato socialista ha tenido un tono conciliador en su respuesta, que ha comenzado con un «agradecimiento explícito» a los republicanos catalanes y ha citado, además de a Rufián, a Marta Vilalta y a Josep María Jové, otro de los hombres de confianza de Junqueras y que está siendo investigado por el TSJ de Cataluña por su implicación en el procés.

No obstante, y tras garantizar la creación de la mesa de negociación, Sánchez ha querido precisar que él siempre había hablado de «conflicto político». «¿De qué estamos hablando si no?», ha exclamado. Pero también ha matizado que éste es compatible con la crisis de convivencia, que es como se refería Sánchez a la situación de Cataluña durante la campaña electoral. Algo que, ha recordado, recogen los datos del CIS catalán.

Ha admitido, en este sentido, que en el diálogo que establezcan van a partir de diagnósticos diferentes, porque el problema para ERC es que el Estado no reconoce el derecho de autodeterminación porque éste, ha señalado, no está amparado por el derecho internacional.

SÁNCHEZ SIEMPRE HA CREÍDO QUE LA SOLUCIÓN EN CATALUÑA ES UNA VOTACIÓN

Y abundando en este aspecto, ha afirmado que no solo son causas legales lo que le lleva a rechazar la autodeterminación, sino también sociales ya que, ha señalado parafraseando al propio Rufián, no se puede construir una república con el 50 por ciento de la población en contra.

Pero también ha confesado que él siempre ha defendido que la «única solución» para Cataluña que ve es una votación. «Lo he dicho siempre», ha exclamado.

Ha admitido también que la situación actual es un «fracaso» pero ha precisado que no es solo de los partidos nacionales, sino también de los catalanes. Por ello ha insistido en «recomenzar» y buscar un punto de encuentro, aunque ha asegurado tener muchas limitaciones porque no va a contar con una oposición leal del PP: «Es la desgracia que tenemos en España».

También ha reconocido que en ERC fueron «valientes» al ser los primeros que rechazaron la violencia cuando se produjeron las protestas por la sentencia del procés el pasado mes de octubre.

RUFIÁN NIEGA CRISIS DE CONVIVENCIA Y PIDE CONDENAR LA VIOLENCIA DEL 1-O

El portavoz de ERC ha agradecido el tono de Pedro Sánchez y ha insistido en que la música que le llega del PSOE le suena bien porque es «diferente», aunque cree que esto sucede también porque los republicanos catalanes han ganado dos veces las elecciones generales en Cataluña.

De hecho, ha apuntado que no iba a hacer la broma de qué PSOE verán, si el de Adriana Lastra o el de Josep Borrell, porque «está claro».

También ha respondido al agradecimiento de Sánchez por rechazar la violencia, ratificándose en ello al afirmar que no hay ninguna idea ni en la vida, ni en la política, ni la unidad de España, ni la independencia o autodeterminación de Cataluña que valgan la pena si es por la vía de la violencia. «No nos representa ninguna vía violenta, no hay nada en la vida que lo justifique», ha exclamado.

Pero dicho esto, ha vuelto a recriminar y ha amenazado con repetirlo 155 veces, que la «única» violencia hasta el momento que está inequivocamente constatada es la del 1 de octubre de 2017 en el referéndum ilegal de independencia y ha echado en cara a Pedro Sánchez que ésta nunca haya sido condenada.

«¿AL FINAL, QUE ES SENTIRSE CATALÁN, ESPAÑOL O DE TOMBUCTÚ?»

También, aunque en buen tono, ha dicho que le chirriaba que alguien que se «autocalifica de izquierdas» diga que la política provoca una «crisis de convivencia», una situación que los independentistas nunca han reconocido.

Pero sí ha insistido en la necesidad de romper bloques para alcanzar sus fines antagónicos y para trascender las siglas del PSOE y ERC, sus números y sus votos. Ha admitido que el acuerdo con los socialistas es un inicio y también ha presumido de que han cogido a alguien del otro bloque hacia el suyo.

Y, tras la confesión de Sánchez de que siempre ha creído necesario que se votara en Cataluña, él también ha confesado que no está de acuerdo con el eslogan del ‘España nos roba’: «A mi me no me roba una señora de Malasaña o Lavapiés que cobra la misma pensión que mi abuela, me roban Rato o Millet y da igual la bandera que tengan».

Sánchez ha mostrado su satisfacción por oírle hablar contra la violencia y también por su idea de que se trasciendan los bloques porque, según ha dicho, él no va a imponer el sentimiento de ser español, ni Rufián le va a imponer a él el de ser catalán.

Ante lo que el portavoz de ERC ha querido introducir un «matiz» porque considera que no se trata tanto de hablar de identidades si él no renuncia a Machado, Cervantes, Rosalía o Alejandro Sánz y, ha precisado que él no es una excepción. Se ha preguntado: «¿al final, qué es sentirse catalán, español o de Tombuctú?».

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