El debate sobre la aportación de España al presupuesto de defensa se reaviva en un momento de máxima tensión internacional. Mientras la mayoría de los aliados de la OTAN avanzan hacia un gasto del 5% del PIB para 2035, España defiende que puede cumplir sus compromisos con un 2,1% del PIB. La discrepancia se ha convertido en un símbolo de la distancia entre las prioridades económicas del Gobierno y las exigencias de Washington y Bruselas.
Las declaraciones de Rutte desde la Casa Blanca reflejan la creciente impaciencia en el seno de la OTAN ante el ritmo de incremento del gasto militar español
EEUU y la OTAN endurecen el discurso
Durante una comparecencia conjunta con Trump, Rutte afirmó que España “se ha comprometido a cumplir el objetivo” pero advirtió que “no podrá hacerlo” con una cifra inferior al 3,5%. El mandatario estadounidense fue más allá y lamentó que “España no sea un jugador de equipo” dentro de la alianza, en referencia al objetivo del 5% de gasto militar pactado en la última cumbre de líderes.
En el entorno de la OTAN sostienen que el 3,5% representa el mínimo necesario para mantener la operatividad de las fuerzas armadas en el marco de la defensa colectiva. La organización insiste en que el aumento no es solo una cuestión de presupuesto, sino de capacidad real de respuesta frente a las amenazas actuales.
Rutte y Trump han convertido la cuestión del gasto español en un termómetro de la cohesión atlántica
España defiende su propio plan
El Gobierno de Pedro Sánchez mantiene que el 2,1% del PIB previsto en su senda de gasto militar permitirá cumplir con los compromisos adquiridos en capacidades y modernización. Argumenta que los objetivos no deben medirse únicamente en porcentaje del PIB, sino en aportaciones efectivas, contribuciones industriales y misiones internacionales.
España recuerda que la carta “interpretativa” firmada en la última cumbre permite flexibilidad en la aplicación del umbral del 5%. No obstante, desde la OTAN se recalca que esta interpretación no exime a Madrid de la obligación de invertir por encima del 3%.
El Ejecutivo español insiste en que su compromiso con la defensa colectiva es firme aunque no iguale los porcentajes de otros aliados
Una brecha con impacto político y económico
El debate sobre el gasto militar tiene implicaciones que trascienden la política exterior. En plena negociación de los presupuestos generales, el incremento del gasto en defensa enfrenta resistencias dentro de la coalición de Gobierno. Mientras, la presión internacional aumenta conforme se acerca la fecha límite para definir los compromisos de cada país.
Comparativa de gasto en defensa
| País | Gasto 2025 (% PIB) | Objetivo 2035 (% PIB) | Diferencia |
|---|---|---|---|
| España | 2,1 % | 5 % | -2,9 puntos |
| Francia | 3,4 % | 5 % | -1,6 puntos |
| Alemania | 2,9 % | 5 % | -2,1 puntos |
| EEUU | 4,7 % | 5 % | -0,3 puntos |
Un debate sobre la autonomía europea
Más allá de los porcentajes, la disputa refleja una cuestión de fondo: la autonomía estratégica europea. España defiende que su inversión en innovación militar, programas europeos de defensa y participación en misiones internacionales son pruebas suficientes de su compromiso. Pero las grandes potencias de la alianza insisten en que sin un aumento del gasto, la UE seguirá dependiendo del paraguas estadounidense.
La negociación continuará en las próximas semanas, con reuniones previstas entre el Ministerio de Defensa español y el equipo de Rutte. El resultado determinará no solo la posición de España dentro de la OTAN, sino también su influencia en las decisiones estratégicas de los próximos años.









