La geopolítica está viviendo horas determinantes que reflejan cómo el orden mundial multipolar del 2019 no dista mucho del hegemónico de finales del siglo XX. Estados Unidos, Canadá, la mayoría de América Latina y gran parte de Europa, por un lado. Rusia, China, Cuba y los países ‘no alineados’ (México) por otro.
La decisión de la oposición venezolana de aupar vía declaración a Juan Guaidó como presidente de la República Bolivariana de Venezuela recibió rápidamente el apoyo de la Casa Blanca, que durante los últimos meses ha deslizado en más de una ocasión su predisposición a utilizar la fuerza contra el gobierno de Nicolás Maduro.
De hecho, fuentes internas del gobierno estadounidense aseguraron a varios medios del país que el Ejecutivo de Donald Trump no descartaba el uso de la fuerza en virtud de cómo actuaría Nicolás Maduro a la autodeclaración de Guaidó.
Rusia, aliado estratégico de Venezuela, no ha querido dejar pasar esa intimidación y ha advertido a EEUU que esa intervención provocaría una catástrofe en la región.
En una entrevista concedida a la revista rusa International Affairs, recogida por Reuters, el viceministro de Relaciones Exteriores, Sergei Ryabkov, asegura que Moscú apoyará a Venezuela para proteger su soberanía y el principio de no injerencia en sus asuntos internos.
“Venezuela es amigo y socio estratégico. Le hemos apoyado y seguiremos haciéndolo”, ha afirmado el político de un país, Rusia, que ha brindado apoyo militar a Maduro a lo largo de los últimos años.
Dos bombarderos estratégicos rusos capaces de transportar armas nucleares aterrizaron en Venezuela el mes pasado en una muestra de apoyo que enfureció a Washington.
China, por su parte, pide a EEUU que se mantenga al margen y sigue manteniendo su apoyo a Nicolás Maduro.
