Los envíos pueden reanudarse siempre que el combustible llegue a los puertos del país por oleoducto y que la empresa fabricante haya suministrado al mercado interno al menos el 50% de su producción diésel, según un comunicado publicado en la cuenta de Telegram del Gobierno.
La prohibición casi total de las exportaciones rusas se impuso el 21 de septiembre y provocó un aumento de los precios, dado que Rusia es el mayor exportador marítimo de este tipo de combustible.
Los llamados exportadores grises, o empresas que no producen su propio gasóleo, sino que envían volúmenes comprados en el mercado nacional, tendrían que pagar ahora un derecho de exportación alto, según la declaración. El importe de este gravamen será de 50.000 rublos (475 euros) por tonelada.
«Así, el Gobierno reprime los intentos de los revendedores de comprar combustible por adelantado para su posterior exportación una vez que se levanten las restricciones actuales», ha indicado el Gobierno de Vladimir Putin.
También está restableciendo íntegramente las subvenciones a las refinerías para garantizar que se cubra la demanda nacional de combustible y que obtengan una compensación por la diferencia entre los precios del combustible en el mercado nacional y en el extranjero.
