República Checa ha reabierto este viernes a mediodía la frontera a los ciudadanos de Alemania, Austria y Hungría después de permanecer cerrada durante tres meses, según la decisión tomada esta mañana por el gabinete.
Para cruzar la frontera ya no será necesario presentar una prueba de coronavirus negativa. «Debemos volver a la normalidad», ha sostenido el primer ministro, Andrej Babis, en la televisión pública, subrayando que sería bueno que los turistas de estos países volvieran a gastar dinero en la República Checa.
Debido a la pandemia del coronavirus, República Checa impuso a mediados de marzo una amplia prohibición para impedir la entrada al país a los extranjeros. La frontera con Eslovaquia ya fue abierta el jueves.
A partir del 15 de junio, el Gobierno de Praga introducirá un modelo de semáforo graduado para otros países, que los dividirá en grupos de riesgo. Mientras que los ciudadanos de países «verdes» como Suiza podrán entrar en el país con toda libertad, los viajeros de Francia, Italia y España tendrán que presentar en la frontera un comprobante para alegar que el test de laboratorio de coronavirus ha dado negativo.
En República Checa ha habido 9.494 casos confirmados de coronavirus hasta el viernes y 326 muertes, según datos del Ministerio de Salud.
