El resultado neto ajustado, que mide el desempeño de los negocios, se situó en 1.582 millones de euros, con números positivos en todos los segmentos, impulsado por una gestión orientada a la eficiencia, a la vez que la compañía avanzaba en su transformación para alcanzar las cero emisiones netas.
Gracias a su modelo de negocio integrado y a la puesta en marcha del Plan Estratégico 2021-2025, la compañía pudo aprovechar la mejora de los precios de las materias primas. Hasta septiembre, obtuvo un flujo de caja positivo en todos los segmentos y redujo su deuda neta un 9% respecto al inicio del año.
Este desempeño y la generación de caja derivada del escenario de mayores precios de las materias primas, según ha explicado la compañía, han llevado al consejo de administración a proponer a la próxima junta general ordinaria de accionistas una mejora del dividendo en efectivo de un 5%, hasta los 0,63 euros por acción, y una reducción del capital social de 75 millones de acciones, equivalente al 4,9%.
Tras el cierre del trimestre, Repsol actualizó sus ambiciones para acelerar su transición energética, con un incremento de 1.000 millones de euros, hasta el año 2025, en las inversiones destinadas a aumentar la generación eléctrica renovable y la producción de hidrógeno libre de emisiones, e impulsar otras iniciativas bajas en carbono.
«Estamos logrando recuperar la senda de resultados previa a la pandemia, impulsados por nuestra gestión eficiente y la ejecución del Plan Estratégico, a la vez que avanzamos con firmeza en nuestra transformación para ser neutros en carbono en 2050», ha subrayado el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz.