El esperado plan sanitario de la Comisión Europea para 2025 ha llegado tarde y con una mala noticia: la supresión total de las subvenciones de funcionamiento para ONGs sanitarias. Lo que debía ser una herramienta para reforzar la salud pública tras la pandemia, se ha convertido en un factor de vulnerabilidad para muchas organizaciones que desempeñan funciones esenciales. La presentación del programa, dotado con 571 millones de euros, confirma el giro en las prioridades de la UE y pone a la sociedad civil en una posición crítica.
Un retraso que ha dejado cicatrices
El nuevo programa EU4Health 2025 debía haberse presentado hace meses, pero su publicación se retrasó debido al cambio de Comisión, la reorganización presupuestaria y la reasignación de fondos —como los 1.000 millones de euros desviados a Ucrania en febrero de 2024—. Sin embargo, para las ONGs sanitarias, el mayor problema no ha sido el cuándo, sino el qué.
El plan elimina por completo las subvenciones de funcionamiento, que permitían sostener la actividad ordinaria de muchas organizaciones. Solo se mantendrán las subvenciones de acción, destinadas a proyectos puntuales. Para Bruselas, esto representa un simple cambio de modelo. Para las ONGs, supone una pérdida de autonomía y capacidad estructural.
Muchas organizaciones no pueden adaptar sus actividades esenciales —como salud digital o calidad del aire— a proyectos temporales y fragmentados
Recortes que obligan a recortar personal
El impacto de esta decisión ya es palpable. La Alianza Europea de Salud Pública (EPHA), una de las organizaciones más influyentes del sector, ha tenido que reducir su plantilla en un 40% en lo que va de año. «La ausencia de financiación estructural nos ha empujado al modo supervivencia«, denuncia su directora, Milka Sokolović.
Lo mismo ocurre con EURORDIS, centrada en enfermedades raras, que critica la falta de alternativas reales para mantener la voz de la sociedad civil dentro de las políticas europeas. Según su directora, Virginie Bros-Facer, el plan 2025 «no sólo excluye las subvenciones operativas, sino que no ofrece vías alternativas viables de financiación».
Una parte mínima del presupuesto, pero vital
Las ONGs subrayan que las subvenciones de funcionamiento representaban apenas el 1% del presupuesto sanitario europeo. Aun así, eran claves para mantener su estructura y presencia continua en Bruselas, facilitando el diálogo con las instituciones comunitarias y equilibrando el poder de los lobbies privados.
La pérdida de estas ayudas empuja a muchas ONGs sanitarias a la marginalidad y debilita la democracia participativa en la UE
Florence Berteletti, de la Alianza Europea de Políticas sobre el Alcohol, advierte que con este modelo, solo sobrevivirán las entidades capaces de competir por fondos proyecto a proyecto, lo que favorece a grandes estructuras y deja atrás a las más pequeñas y especializadas.
¿Sigue siendo la salud una prioridad para la UE?
Cuando se creó EU4Health en 2020, con un presupuesto histórico de 5.300 millones de euros, la Comisión lo vendió como un pilar para reforzar la salud pública tras la pandemia. Hoy, sin apoyos básicos a quienes trabajan en primera línea de ese ámbito, muchos dudan de que siga siendo así.
La falta de respaldo a la sociedad civil llega en un contexto más amplio de hostilidad creciente hacia las ONGs, especialmente desde sectores conservadores que cuestionan su financiación europea. Para Sokolović, esto abre la puerta a que los intereses comerciales ganen terreno en la toma de decisiones.