Después de casi tres décadas de su desaparición física de cuanta cocina existiera en la isla, ha reaparecido la famosa lata de carne rusa lo cual es demostrativo también de los nuevos aires que soplan desde el Kremlin hacia la isla. Esto, a la par de la intención de modernizar todo el sistema ferroviario del país o regalar un inmenso diamante al Parlamento, confirma nuevamente el interés del ahora imperio por establecerse en Cuba.
Las latas de carne rusa hicieron historia en campamentos y movilizaciones militares, hogares, restaurantes populares, comedores obreros y en largas jornadas en el corte de la caña de azúcar. Este alimento, los espaguetis y el chícharo eran el menú de cada día en las bocas de toda una nación.
Tanta fue su presencia, que al incorporarse el mismo producto con similar tecnología de producción, pero enlatado en China, la gente de a pie la bautizó con el contradictorio nombre de “carne rusa china”.
Pero hay algo todavía más significativo en este acontecimiento y es la vuelta del centavo. La lata de 400 gramos factura 1,50 centavos y es distribuida por la añeja cartilla de racionamiento con la única diferencia respecto a sus predecesoras en el diseño algo más atractivo y la modalidad de “abre fácil”.
Viene importada desde Italia, pero es rusa desde la cabeza de la vaca hasta el rabo espanta moscas. Llega como queriendo repetir la historia…
