En los últimos años, los veranos están siendo cada vez más extremos. Las olas de calor ya no son una excepción, sino una constante que afecta especialmente a los trabajadores expuestos a temperaturas elevadas durante su jornada. Hablamos de operarios en obras, trabajadores de fábricas, personal de mantenimiento en exteriores o repartidores que pasan muchas horas al sol. Por otro lado, cada vez se escucha hablar más de la ropa de trabajo refrigerante, pero ¿realmente funciona?
La respuesta corta es sí, pero hay matices importantes. La ropa refrigerante no es una solución mágica, sino una ayuda eficaz dentro de un conjunto de medidas de prevención. Su utilidad dependerá del tipo de prenda, el entorno de trabajo, la duración de la exposición al calor y, por supuesto, de las condiciones físicas del trabajador.
¿Qué es la ropa de trabajo refrigerante?
La ropa de trabajo refrigerante es un tipo de indumentaria diseñada específicamente para disminuir la temperatura corporal de quien la lleva puesta. No se trata de simple ropa “ligera” o “transpirable”, sino de prendas con tecnologías integradas que permiten mantener el cuerpo fresco durante largos periodos de tiempo. Estas prendas incluyen chalecos, camisetas, pañuelos, gorras e incluso manguitos.
Hay distintos tipos de tecnologías aplicadas en la fabricación de esta ropa. Algunas prendas funcionan por evaporación: se humedecen antes de usarlas y el agua, al evaporarse lentamente, genera un efecto de enfriamiento. Otras emplean materiales con cambio de fase (PCM), que absorben calor al derretirse y lo liberan al volver a su estado sólido. También existen prendas más avanzadas que incorporan pequeños ventiladores o sistemas de circulación de aire, aunque estas últimas son menos comunes.
¿En qué tipo de trabajos es útil?
No todas las profesiones necesitan este tipo de equipamiento, pero en ciertos sectores puede marcar la diferencia entre un día productivo y uno peligroso para la salud. Por ejemplo:
- Construcción: trabajadores en exteriores que pasan horas bajo el sol, muchas veces sin sombra.
- Agricultura: especialmente en verano, en zonas del sur de España donde se alcanzan temperaturas extremas.
- Logística y transporte: repartidores, mozos de almacén en naves mal climatizadas, etc.
- Industria y manufactura: en fábricas donde las temperaturas se elevan por procesos térmicos internos.
- Mantenimiento urbano: jardineros, técnicos de iluminación pública, limpieza viaria…
En todos estos casos, reducir la temperatura corporal no es una cuestión de confort, sino de salud. Los golpes de calor, la deshidratación y el agotamiento térmico son riesgos reales que pueden provocar accidentes laborales graves.
¿Qué beneficios ofrece la ropa refrigerante?
Estos son los beneficios que ofrece la ropa refrigerante:
- Prevención del estrés térmico: El principal beneficio es la reducción del estrés térmico. Al mantener el cuerpo en una temperatura más baja, se reduce el riesgo de fatiga, mareos o pérdida de concentración.
- Mejora del rendimiento: Un trabajador que no sufre tanto calor se cansa menos y puede mantener una mayor productividad durante la jornada.
- Mayor seguridad laboral: Disminuir el riesgo de accidentes relacionados con el calor tiene un impacto directo en la seguridad del entorno de trabajo.
- Confort: Aunque no sea su objetivo principal, la comodidad que ofrece también repercute en el bienestar general del trabajador.
¿Qué limitaciones tiene?
Como todo equipo de protección, no es infalible ni puede sustituir otras medidas preventivas. La ropa refrigerante debe combinarse con:
- Hidratación constante
- Pausas en zonas con sombra o refrigeradas
- Supervisión médica en casos de alta exposición
- Adaptación de los turnos en días de calor extremo
Además, su eficacia está muy ligada al tipo de prenda y a si se utiliza correctamente. Por ejemplo, un chaleco evaporativo debe mojarse adecuadamente antes de su uso y no debe llevarse con otra ropa que impida la evaporación. En el caso de las prendas con PCM, deben recargarse en frío antes de volver a usarlas.
También hay que tener en cuenta que algunas de estas prendas pueden añadir peso o limitar la movilidad si no están bien diseñadas, lo cual puede suponer un problema para ciertos tipos de trabajo.
¿Qué dice la normativa?
Aunque en España no existe una regulación específica sobre el uso obligatorio de ropa refrigerante, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece que las empresas deben garantizar la salud y la seguridad de sus trabajadores, incluyendo la protección frente al calor. En sectores como la construcción o la agricultura, donde el riesgo por calor es alto, cada vez más empresas están adoptando estas prendas como parte de sus medidas preventivas.
La Inspección de Trabajo ha reforzado en los últimos años el control sobre las condiciones laborales en olas de calor, especialmente tras episodios dramáticos. Por tanto, ofrecer soluciones como esta protege al trabajador, pero también ayuda a las empresas a cumplir con su responsabilidad legal y a evitar sanciones.
Es decir, si el entorno de trabajo implica exposición prolongada al calor, la ropa de trabajo refrigerante no solo es recomendable: en muchos casos debería considerarse imprescindible.