Capitolio de La Habana
Rápidos que son y no me refiero a los 100 metros planos, sino a los negocios y al interés de crecer como nación. Audaces como en tantas guerras. Emprendedores y laboriosos como siempre. Y ahí están, en la Zona de Desarrollo del Mariel con grandes pretensiones.
Ejemplos sobran. Uno reciente me lo cuenta un amigo que renta su apartamento para largas estancias. Cinco candidatos al mismo tiempo. Todos muy interesados, diplomáticos y empresarios, pero sin pronunciarse con un anticipo de garantía. Llegó el vietnamita, hizo varias preguntas muy concretas y de inmediato puso sobre la mesa cinco billetes de los grandes, de esos que lo cruza una franja azul de seguridad.
No pierden el tiempo. Lo saben aprovechar. Por ello derrotaron a franceses y gringos en par de conflagraciones que precisaban de mucha paciencia. Luego, con el triunfo en sus manos, hicieron gala de aquel pronóstico de Ho Chi Minh y levantaron el país varias veces más hermoso a partir de su política de renovación o Doi Moi.
Tres días muy bien aprovechados en intenso programa. Su rostro y palabras demostraban satisfacción. Detrás quedaron una resolución conjunta, múltiples acuerdos y, como el que no quiere las cosas, el regalo de 6.000 toneladas de arroz.
Todavía hay mucho que aprender de ellos.
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Rápidos nuestros hermanos vietnamitas
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