Misil hipersónico probado por Estados Unidos
La amenaza de un posible conflicto nuclear ha vuelto al primer plano internacional, impulsada por la creciente tensión entre Irán e Israel. En este contexto, el papel de las armas nucleares como mecanismo de disuasión —tal como se concibió en la Guerra Fría— parece estar dando paso a un escenario mucho más incierto, en el que la posibilidad de un uso real ya no se percibe como impensable.
El Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), firmado en 1968, fue concebido para frenar la expansión del armamento nuclear en el mundo. Sin embargo, aunque cuenta con la adhesión de 191 países, varios actores clave lo han desafiado o han permanecido al margen. EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido, como potencias reconocidas, han prometido trabajar por el desarme gradual, pero el contexto actual muestra lo contrario: la modernización y aumento de arsenales sigue en curso.
A pesar del TNP, el mapa nuclear global ha crecido fuera del marco legal, con países como India, Pakistán, Israel y Corea del Norte desafiando abiertamente el equilibrio
Israel, nunca firmante del TNP, mantiene una política de ambigüedad nuclear, sin confirmar ni negar la existencia de su arsenal. Sin embargo, estimaciones independientes sitúan su número de cabezas nucleares en torno a 90, utilizadas como un pilar estratégico de defensa frente a amenazas regionales como la de Irán. La falta de transparencia y su negativa a firmar acuerdos de control alimentan la desconfianza internacional.
Pese a seguir formalmente en el TNP, Irán ha elevado su nivel de enriquecimiento de uranio al 60%, muy por encima de los límites pactados en acuerdos previos como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA). Aunque no hay evidencia de una decisión final para fabricar la bomba, los analistas coinciden en que dispone de los medios técnicos para lograrlo rápidamente si así lo decidiera.
Irán se encuentra en una zona gris: con capacidades avanzadas pero sin un arma declarada, representa la figura de una potencia nuclear latente, especialmente peligrosa en un contexto de conflicto directo con Israel
Corea del Norte representa el desafío más explícito al TNP. Se retiró en 2003 y ha realizado múltiples pruebas nucleares desde 2006. Con un arsenal estimado en 50 cabezas nucleares, su estrategia no es solo defensiva, sino también una herramienta de chantaje diplomático y presión regional.
Ambos países poseen armamento nuclear fuera del marco del TNP. Desde 1998 han mantenido una competencia armamentística abierta y constante, que añade un foco de tensión global en el subcontinente asiático, donde la disuasión se mezcla con nacionalismos y conflictos históricos.
País | Cabezas nucleares estimadas |
---|---|
Rusia | 4.309 |
EEUU | 3.700 |
China | 600 |
Francia | 290 |
Reino Unido | 225 |
India | 180 |
Pakistán | 170 |
Israel | 90 |
Corea del Norte | 50 |
Rusia y EEUU siguen dominando el escenario nuclear global, pero el crecimiento de China y la expansión silenciosa de otras potencias no alineadas están cambiando las reglas del juego
La gran incógnita es si las armas nucleares siguen siendo, como hasta ahora, un seguro de no agresión mutua entre potencias, o si la inestabilidad, el nacionalismo o el colapso diplomático pueden llevar a su uso real. La amenaza de «opciones no convencionales» lanzada desde ambos bandos en el conflicto entre Irán e Israel hace que esta posibilidad, antes tabú, se empiece a verbalizar en círculos estratégicos y mediáticos.
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