Quijote sin Sancho y ninguna novedad en el frente

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Quijote sin Sancho y ninguna novedad en el frente

El parque El Quijote, en la popular Avenida 23 y calle J, fue un verdadero enjambre de personas a penas sin un espacio libre donde contemplar al Hidalgo Caballero sin su escudero Sancho Panza.

Parque El Quijote en La Habana

Parque El Quijote en La Habana

La torrencial lluvia de la mañana dominguera, que hizo cartas de presentación como posible mediadora entre ambos contendientes de la anunciada marcha, repitió la receta en horas de la tarde aún con mayor intensidad para que cada cual buscase refugio donde diera lugar. A fin de cuentas, transcurrió el domingo digamos que sin mayores contratiempos al menos en ese lugar donde estaban previstos algunos acontecimientos de los marchistas que optaron por adelantar su accionar de este lunes y terminó con una gran fiesta para niños y otros mayorcitos.

El parque El Quijote, en la popular Avenida 23 y calle J, fue un verdadero enjambre de personas a penas sin un espacio libre donde contemplar al Hidalgo Caballero sin su escudero Sancho Panza, ausente en esa aventura y sitio capitalinos.

En torno a las cinco de la tarde, el Malecón habanero (8 km de extensión) no podía resultar más impresionante con esa masa negruzca de agua que se acercaba desde el horizonte al litoral. En el muro, no más quince pescadores que a vara intentaban encontrar un sustento para el día o venderlo al mejor postor. Nada de enamorados o paseantes. En estratégicas esquinas, un coche policial y algún que otro miembro de las Tropas Especiales.

Si bien los domingos suelen ser de poca gente en la calle, en los parques de El Quijote y el de un poco más arriba, en 23 y G, la fiesta estaba en marcha y apogeo. En torno a las 16:30 hora local, una estruendosa conga con banderas de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) parecía romper los límites de la feria e ir en busca de la del Quijote para aumentar la animación.

Nadie con un palo, estaca o bate de béisbol en la mano, pero sí dispuestos a entrar en acción si fuese necesario frente a los cercanos ministerios de Trabajo y Seguridad Social, el Azúcar, Salud Pública o el Instituto de Radio y Televisión.

Al mismo tiempo, en el Parque Central, jóvenes comunistas organizaron “la sentada de los pañuelos rojos” al que asistieron el presidente Díaz-Canel y el eurodiputado español, Manuel Pineda, militante del Partido Comunista de España.

Con un domingo de temporal y fiesta es de suponer que este lunes sea todavía mayor y que, a final de cuentas, sea cierto lo que se pronosticó desde las alturas del poder, que el peregrinar opositor estaba condenado al fracaso.

Los que pretendían marchar con una rosa blanca en sus manos, debieron limitarse a mostrarla a través de una ventana hogareña porque no pudieron tomar la calle. Hoy, todo debe ser por el mismo estilo.

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