¡Qué fácil nos adaptamos los cubanos a costumbres y lenguas extranjeras!

Cuba

¡Qué fácil nos adaptamos los cubanos a costumbres y lenguas extranjeras!

“Donde fueres…” se hace lo que “vieres” y mucho más hasta olvidar la lengua materna o defender a capa y espada nuestro orgullo por esta tierra que nos vio nacer vivamos donde vivamos.

El Morro de La Habana

El Morro de La Habana

Eso tan recomendable de “donde fueres, haz lo que vieres” parece ser que va en el ADN de cada cubano que emigra y hasta en los que salen de vacaciones o visitas tan sólo por quince días.

Son muchos los ejemplos que puedan citarse. Uno de los más socorridos es abrazar el catolicismo con inusitado fervor. Ateos confesos que ni idea tienen de los Diez Mandamientos y que jamás pusieron un pie en iglesia alguna, al llegar a Miami u otros sitios y hablar con los parientes en la isla invocan a Dios más que en el sermón dominguero de nuestro cura párroco de Santa Rita.

Le siguen, sin orden de importancia, aquellos que borran como autómatas esos ricos cubanismos de nuestra lengua coloquial para acudir a frases propiamente españolas. Aparecen por doquier eso de “tío” por no profundizar en esas despedidas con “bye” o esas notas de asombro con ¡wao!

En un esfuerzo por acercarse al idioma que los ha acogido, te hablan en castellano o español e intercalan palabras que necesitan traducción, además de urgente corrección en su pronunciación.

No pocos pierden esa musicalidad en nuestro hablar para, como actores de segunda, asumir las de la nación que los ha acogido. Argentina, para no ir muy lejos. A una cubanísima le escuché decir “porque nosotros en Argentina degustamos el vino…”.

Centroamérica, con México incluido obviamente, es otra fuente que emana palabras y dichos que merecen consulta. Un botón de muestra: “la chingada”. Allá es una cosa y aquí otra.

Ciertamente, hay que reconocer que los hay con más años de vida fuera de la isla que el tiempo que vivieron en ella, aunque hay contadas excepciones como las de un primo con casi 60 años viviendo en Guatemala que no ha perdido ni acento ni costumbres.

Dicen los entendidos, que los cubanos somos los que mejor conservamos nuestra lengua madre. Tanto, que hasta palabras del español arcaico tenemos en el repertorio. Algunas gringas también como cake, hall, penthouse y ese ok tan socorrido.

En fin, que “donde fueres…” se hace lo que “vieres” y mucho más hasta olvidar la lengua materna o defender a capa y espada nuestro orgullo por esta tierra que nos vio nacer vivamos donde vivamos.

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