¡Qué calor, madre de Dios!

Desde el malecón

¡Qué calor, madre de Dios!

Facturas en algunos casos, impagables, podrían salpicar los episodios.

Reloj contador

Reloj contador

Hasta los que desde pequeños detestaban las matemáticas, ahora comienzan a acercarse a los números. Aproximación, al menos, a los del reloj contador del consumo eléctrico y, como el que no quiere las cosas, al salario, pensión o jubilación.

Con un calor infernal, que ya sabemos por boca del propio Papa Francisco que no existe la temida casa de Satanás, que fue puro invento de alguien para sembrar miedos y espantos, y una humedad que sólo beneficia a los puros Habanos, se inicia un pulso bienestar-billetera con máximos momentos de tensión cuando lleguen julio y agosto.

Lo de estos días, será puro ensayo y sin testigos para la gran final.

Y las cuentas serán duras y amargas porque, para decirlo en buen cubano que en su momento jugó la lotería capitalista y también la revolucionaria, la lista no juega con el billete. Facturas en algunos casos, impagables, podrían salpicar los episodios.

Señores miembros del Jurado, no salimos de una para entrar en otra. Sudamos a cántaros en este proceso y los “split” de la sala permanecen apagados por alta política de ahorro. Aún así pido clemencia para que mi defendido pueda descansar en paz y no precisamente en un camposanto, retirar las manos de la espalda y permitirle el uso del abanico.

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