El PSOE y Ciudadanos se hacen el ‘harakiri’

Detrás de la cortina

El PSOE y Ciudadanos se hacen el ‘harakiri’

La oposición moderada pierde el norte, desquiciada por las estrategias de Rajoy

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos

¿Lo he dicho ya? Impresiona la sinceridad y la honestidad con que el PSOE de la gestora y Ciudadanos han tomado conciencia de su total irrelevancia política. Es una oposición incapaz de articular una mayoria alternativa que sólo puede aspirar por tanto a ‘modular’ al PP. Nada, en definitiva, que el propio partido conservador no pueda hacer por si mismo. Empeñados como están en que Podemos es el demonio, los límites que se imponen a sí mismos a la hora de pactar les convierten desde el minuto uno en palmeros del gran Mariano Rajoy. El único tipo con olfato político suficiente para poder adaptarse a la situación en que vive y acercarse al PNV o deshacerse de Esperanza Aguirre si la situación lo requiere. Lo malo es que, además ni Albert Rivera, ni Susana Díaz, la jefa en la sombra, toleran que haya alguien con el coraje suficiene para intentar superar ese papel de ridícula comparsa al que este par de dos, que ya gobiernan juntos en Andalucía, han querido reducir a sus respectivos partidos.

Por eso se cargaron a Pedro Sánchez, porque se negó a aceptar el guión que le habían escrito en un determinado momento y quiso intentar, por segunda vez, sumar apoyos para un programa de Gobierno. No le dejaron y a la vez quedó meridianamente claro, que no les interesaba, en absoluto, unirse para cambiar nada. Ni, por supuesto, derribar a Rajoy. Su único papel en el actual panorama político parece ser ejercer de tapón, no sabemos por cuenta de quien, para impedir que Pablo Iglesias, o Podemo lleguen a alguna parte. Tienen siempre a mano, la excelente excusa que les proporciona el independestismo catalán. Otros que parecen haber perdido el rumbo. Da pena y vergüenza ajena ver a un músico magnífico como Lluis Llach hacer el ridículo como lo está haciendo. ¿Piensa de verdad este cantautor que la forma de llegar a Itaca es propinar cuatrocientos latigazos a los remeros que se nieguen a desobedecer las leyes vigentes? En fin, los hay que envejecen mal y punto.

Pero eso no es excusa, por supuesto. Porque más pátetico todavía que Llach resultan las actuaciones de Ciudadanos y el PSOE para intentar demostrar que aún pueden ser útiles para alguien. Que esos millones de ciudadanos que confiaron en ellos y les votaron no tiraron la papeleta a la basura. Porque la impresión que da es que la tiraron. ¿Recuerda alguien hoy el listado aquel de triunfos politicos que se atribuyó la gestora sociata poco después de decapitar a Sánchez? ¿Esa supuesta ley que iba a solucionar la pobreza energética y no sé cuántas cosas más? ¿Esa espectacular subida del salario mínimo que iba a acabar de un plumazo con la desigualdad? De aquellas falaces afirmaciones no queda nada. O mejor dicho, queda lo mismo que de aquella otra que decía que gracias a su ‘firmeza’ y buen criterio el PP había aceptado que todo cargo imputado por corrupción política dimitiera inmediatamente, estás por cuenta de Rivera y sus alegres huestes juveniles. Para su verguenza, aquí otro Sánchez, este de Murcia, se ha burlado de ellos hasta la saciedad. Al mejor estilo de la Esperanza Aguirre de los buenos tiempos se ha ido sin irse, se ha quedado sentado en el escaño que antes ocupaba el ‘testaferro’ al que va a hacer presidente de la autonomía y sigue en su puesto de presidente regional de su partido en aquel territorio.

Da tanta verguenza ajena oírles presumir de lo conseguido que ya hasta hay algunos de su entorno cercano que prefieren no hablar porque les da la risa. Hoy mismo una tertuliana de la Cadena SER, constitucionalista experta, ha tenido que frenar el entusiasmo de dos de sus compañeros de faena, estos acreditados componentes del frente anti-podemos, que querían poner como ejemplo de lo qué está bien hecho, el nuevo pacto firmado por el PP y Ciudadanos en Murcia, en el que supuestamente los naranjas habrían vuelto a obligar a morder el polvo a los azules por aquello de la supresión de los ‘aforos’. La señora, con una vergüenza torera que le alabamos desde aquí ha explicado a los palmeros de esa alianza a la andaluza entre rojos y naranjas, que el asunto de los aforados es el chocolate del loro de la lucha contra la corrupción política. Que si alguien tiene verdadera voluntad de luchar contra algo lo demuestra en los Presupuestos Generales del Estado. Porque si no se dota de más medios a la justicia, difícilmente pueden estos servidores públicos, acorralados por el exceso de trabajo, enfrentarse a esos bufetes de abogados ‘muchimillonarios’ que se dedican a poner palos en las ruedas en cualquier instrucción. No se puede explicar mejor. Ni en este caso ni en cualquiera. Ya saben aquello de que una cosa es predicar y otra dar trigo.

Y ahora los lideres de esta oposición que no se opone a nada arremeten contra Podemos y su circo, porque a esta oposición que sí se opone a todo se le ha ocurrido presentar una moción de censura para dar a conocer en el Parlamento un programa de gobierno alternativo e intentar, en la medida de lo posible, que no parezca imposible cambiar al presidente de este Gobierno, bajo sospecha. Al hombre que nombra fiscales que aparentemente trabajan para su partido y no para los españoles que le pagan y mantiene ministros y secretarios de Estado que reciben a amiguetes investigados por la justicia. A quienes desean, además, la pronta solución de todos sus líos. Por lo visto, Iglesias y sus 40 sicarios de las confluencias no son más que una pandilla de oportunistas políticos irrespetuosos con los tiempos políticos de los demás. Un aprovechado que sólo se propone dañar al PSOE ahora que está en pleno proceso de implosión.

Lo suyo es que se hubiera esperado a que los socialistas arreglaran sus problemas y les hubiera avisado y pedido autorización antes de moverse. Y en eso muchos españoles seguro que están de acuerdo. Más que nada por si el argumento, esperar a que la señora Susana Díaz se coronada como reina de un partido inútil y avejentado, sirve también para que se impongan moratorias en otros asuntos. Además de detener toda acción política hasta que los sociatas esten en condiciones de hacer algo, podríamo dejar de pagar el IRPF, el IVA, la hipoteca y el recibo de la luz, por ejemplo. Sin contar con que esa gestora es la que ha fijado el calendario con una parsimonia que también provoca escalofríos. Si es que los españoles nos ponemos nerviosos enseguida y aceleramos las agendas. Total si nos hemos tirado casi cuatro décadas soportando la corrupción política de rojos y azules, ¿qué más nos dan diez o doce meses más? Lleva razón la gestora y no se entiende que haya al algunas lenguas viperinas que haban comparaciones entre el equipo de Javier Fernández y el Liberbank por aquello de que cuenta con el apoyo de los presidentes de Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura. Claro que estos pintores de brocha gorda, vóboras conspiradoras con mala fe, ni siquiera han reparado en que quien manda en el PSOE es esa dirigente andaluza a quien esos mismos faltones sin gracia alguna suelen referirse como la ‘niña de los Eres’. Quizá por lo mucho que da el cante.

Lo malo es que mucho nos tememos que, al final, los podemistas van a reeditar por enésima vez el viejo parto de los montes. Y que la moción de censura va a resultra intrascendente. Nos gustaría equivocarnos, pero los antecedentes no son buenos. Más bien pésimos diría yo. Es complicado confían en un partido que acentúa sus manierismos leninistas por minutos y que se ha cargado al político más inteligente que tenía. Un Iñigo Errejón al que, además parecen querer borrar de la faz de la tierra. Nos dio también vergüenza ajena la actuación de Irene Montero en el espinoso asunto de las tertulias de la Cadena SER, donde ella quería participar porque le daba la gana. A ella misma y al amado líder. Alguna feminista debería saltar a la palestra para explicarle a todos esto el flaco favor que le hacen a un movimiento tan serio como necesario con esas frivolidades. No parece que feminizar la política sea lo mismo que silenciar a un enemigo político. Y nadie debería usar la bandera de una lucha justa para justificar lo inclasificable.

Me gustaría, y mucho, estar equivocado. Que Iglesias se presentara como candidato o apoyara a un ciudadano de prestigio y cerrara todas esas bocas, incluida la mía, que esperan una nueva ‘jaimitada del coletas’. Que hiciera un buen discurso. Que presentara un buen programa de gobierno alternativo y que obligara al PSOE y Ciudadanos a decir de una vez la verdad. A desvelar el motivo por el que han decidido jugar a la ‘ballena azul’ e ir dando pasos inequívocos hacia su suicidio. Pero me temo que no va a ser así. Que todo seguirá como hasta ahora, que Iglesias volverá a confundir la tribuna del Parlamento con una clase de primero de carrera y los complices necesarios de Rajoy, que son Rivera y Díaz, seguirán pidiéndonos a todos resignación. Ya saben el problema no son ellos y su incapacidad de forjar pactos para desalojar al PP del poder y acabar con el hedor insoportable de la corrupción. El problema es que no hay ‘mayorías’ alternativas porque ni al uno ni a la otra le apetece sentarse a hablar con esa pandilla de perroflautas que no paran de dejarles en fuera de juego.

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