Pero esto del celular en acción no es recomendable. Tal parece que algún que otro custodio está al asecho de tal acción como si se tratase de colocar un explosivo en ese lugar que de secreto ni restringido no tiene absolutamente nada. Todo lo contrario, ahí están numerosas expresas extranjeras de esas que apuestan por Cuba animadas a celebrar Navidad y Año Nuevo.
No más sacar el celular, apuntar a ese árbol de varios metros de altura y ahí está la inmediata presencia y negativa en boca de un hombre que “para no buscarse regaños de sus superiores” llama a otro a voz en cuello que parece disponer de mayor autoridad.
Viene el hombre, apostado en la puerta principal y confirma enérgico, que de foto nada de nada, que eso está prohibido. Se inicia entonces una discusión subidita de tono porque quien suscribe esta al tope de extremismos y decisiones absurdas. Vaya, al borde de un infarto.
Y uno, que pasó en su tiempo por la vida militar, rememora que las órdenes se cumplen y no se discuten, pero en el ámbito castrense. Y la Lonja del Comercio no es una unidad militar. No es un cuartel.
También comprende que al final de las cuentas y del disgusto, los custodios no tienen nada que ver con esa disposición de un jefe o jerarca que la impartió a rajatabla.
Ilustre mandante, mis felicitaciones por el nuevo año porque la foto de que va, va.







