La economía estadounidense, en palabras del propio Powell, “resiste y va bastante bien”, lo que permite a la Reserva Federal mantener su política actual sin urgencia. Los tipos de interés se mantendrán entre el 4,25% y el 4,50%, mientras el organismo busca mayor claridad ante las amenazas que podrían comprometer su mandato de estabilidad de precios y pleno empleo.
“No tenemos por qué tener prisa”, ha dicho Powell, asegurando que “los costes de esperar más son bastante bajos”
Incertidumbre arancelaria: un riesgo para los precios y el empleo
Uno de los factores que más preocupa a la Fed es el impacto de los aranceles anunciados por la Administración Trump, que han sido “considerablemente mayores de lo previsto”. Aunque aún no se ha materializado ningún “shock inflacionario”, Powell ha señalado que el efecto de estas medidas dependerá de si se trasladan o no a los precios finales y de cómo afectan las expectativas de inflación a largo plazo.
Los aranceles podrían tener un impacto inflacionario significativo, aunque sus efectos reales siguen siendo inciertos, según la Fed
Importaciones al alza y posible impulso al PIB
En un intento de adelantarse a las tarifas, muchas empresas han aumentado sus importaciones en el primer trimestre, lo que podría provocar una caída en el segundo trimestre, beneficiando momentáneamente al crecimiento económico. Powell estima que esta dinámica podría traducirse en una contribución inusualmente positiva al PIB a corto plazo.
Preocupación por la deuda pública en trayectoria insostenible
En otro frente, Powell se ha referido al crecimiento de la deuda pública estadounidense, que si bien no está en niveles críticos, sí apunta a una trayectoria insostenible. En este sentido, recordó que el ajuste de las cuentas públicas no es competencia de la Fed, sino del Congreso de EEUU.