Paul Krugman
Durante una conferencia celebrada este lunes en Lisboa, en el marco del 51º aniversario de la Revolución de los Claveles, el Nobel de Economía reflexionó sobre el contexto internacional y los desafíos estructurales que enfrentan las democracias modernas.
«El mundo es mucho menos predecible y mucho más peligroso», afirmó Krugman, quien participó en un acto organizado por el Banco de Portugal. A pesar de este diagnóstico sombrío, el economista expresó su esperanza en la reacción europea ante los retos actuales, tanto geopolíticos como económicos.
Uno de los temas que más preocupan a Krugman es el envejecimiento de la población en las democracias avanzadas. «Esto es problemático en las sociedades modernas, como en la que se ha convertido Portugal», explicó. A su juicio, los sistemas de seguridad social están diseñados para favorecer a las personas mayores, mientras que los ingresos fiscales dependen de la población más joven.
Krugman advierte que el descenso de población joven compromete la sostenibilidad de los sistemas sociales en democracias como la portuguesa
«Si tienes una población que se va reduciendo, esto es un problema grande», sentenció.
Krugman también abordó el impacto de las tensiones comerciales generadas por las políticas proteccionistas del expresidente estadounidense Donald Trump, en particular el aumento de aranceles.
Aunque no profundizó en sus efectos globales, el economista apuntó que Portugal podría ver afectada su industria automovilística, dado el papel de esta en su economía. No obstante, recalcó que aún se necesita más análisis para determinar la magnitud del impacto en el país luso.
La industria del automóvil en Portugal podría verse salpicada por las consecuencias de la guerra comercial impulsada desde EEUU
Si bien Portugal no depende de forma directa ni del turismo ni de la industria estadounidense, Krugman subrayó que su relevancia no puede descartarse.
El Nobel también dedicó parte de su intervención a recordar el proceso democrático portugués desde la caída de la dictadura en 1974. Krugman rememoró su visita a Portugal en 1976, cuando aún era estudiante, y participó en actividades de análisis económico básico.
«Portugal era un país bastante atrasado, económicamente, socialmente, en términos de infraestructura», recordó.
El economista elogió el recorrido de Portugal desde 1974 hasta convertirse en un país europeo plenamente integrado
Desde entonces, destacó los progresos en la integración europea del país y en diversos indicadores económicos, aunque puntualizó que Portugal aún tiene trabajo por hacer para alcanzar los niveles de los países más ricos de Europa.
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