Alfonso XIII se marchó del país el 14 de abril de 1931, el mismo día en que se proclamó la Segunda República, tras unas elecciones. Dice una de las versiones que circulan en torno a la abdicación del Rey don Juan Carlos que la decisión llevaba meses tomada pero que no debía ser anunciada hasta después de las elecciones europeas, para no influir en modo alguno en los resultados. Otra versión, más malévola que la primera, asegura que el monarca ha anunciado su retirada después de unos comicios en los que el bipartidismo ha logrado menos del 50% de los votos. Es decir: cuando lo ha visto muy negro.
De ser este segundo caso –la prensa internacional, no obstante, destaca “problemas de salud” como gran causa de su decisión- don Juan Carlos tiene un precedente en su familia: el de su abuelo.
Porque Alfonso XIII abandonó voluntariamente el país (aunque no abdicó formalmente) el 14 de abril de 1931, día en el que se proclamó oficialmente la Segunda República tras las elecciones celebradas el 12 de ese mismo mes. La decisión la adoptó para evitar una guerra civil, aunque con su decisión en realidad sólo pudo retrasarla cinco años, del mismo modo que don Juan Carlos la ha tomado ahora para querer evitar que la Casa Real continúe sumida en el desprecio de los españoles.







