En California ya se ha difundido la primera noticia hecha íntegramente por un redactor robot de cables y plástico. Mal futuro profesional nos espera a los periodistas, vive Dios. Cierran los medios, se multiplican los ERE´s y las redacciones que quedan abiertas pronto van a empezar a poblarse de robots que ni fuman ni beben a escondidas de sus petacas cargadas con whisky ni intentarán ligar con las compañeras/os de área pero… escriben las noticias con rapidez y sin plantarle cara al redactor jefe. Hasta es probable que no protesten por tener que madrugar ni se apresten a hacer huelga cuando las empresas se resistan a negociar el convenio colectivo.
En California, siempre tan diligentes en la búsqueda de alternativas para el trabajo intelectual y manual, ya se ha difundido la primera noticia hecha íntegramente por un redactor robot de cables y plástico. Con ella ha quedado inaugurado el periodismo robótico que, según las primeras valoraciones que llegan de Los Ángeles y alrededores, es riguroso en los datos pero pelín aburrido en la forma. Se ve que los robots son fríos por naturaleza a la hora de expresarse. En algo tendríamos que diferenciarnos los humanos.
Con el software debidamente adaptado, se espera que pueda relatar con independencia partidos de baloncesto o béisbol. De momento no parece que pueda encargarse de los debates parlamentarios ni de acompañar la evolución política. Pero, quien sabe con el tiempo a dónde podrán llegar sus servicios. Es lo que hay y, sobre todo, lo que viene. Por la parte que me toca, quizás lo que se impone es ir cambiando de profesión algo que nunca resulta fácil. Además, que la experiencia enseguida aconsejará que sea una actividad sin tanta competencia.