Izquierda Unida

Extremadura

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En Extremadura, una región con tan escasa tradición de derechas, IU sigue erre que erre apoyando al PP. Hay por el mundo muchos partidos caóticos pero quizás ninguno tanto como Izquierda Unida. En las últimas horas han proliferado los titulares en la prensa recordando que dentro de unos días va a tener que retratarse de nuevo en Extremadura. Y efectivamente, tendrá que hacerlo ante una moción de censura socialista contra el gobierno del Partido Popular al que viene apoyando. La pura contradicción. El partido en su estructura central es sin duda el que más combate al PP y sus medidas conservadoras – desde la docilidad a la Troika pasando por reformas tan impopulares como la Ley del Aborto o la legislación que ha cambiado la normativa laboral y tanto está contribuyendo al aumento del paro.

Pero en Extremadura, una región con tan escasa tradición de derechas, IU sigue erre que erre apoyando al PP que, aunque con algunos destellos populistas de su líder, Monago, no se ha apartado de su ortodoxia liberal y pro capitalista. Y es curioso que lo haga en una Comunidad donde los gobiernos precedentes del PSOE siempre fueron avanzados del izquierdismo que Izquierda Unida más intenta defender en el resto de España. Claro que la confusión no la exhiben los de IU sólo en Extremadura. Ya la reflejaron antes en Asturias, no apoyando explícitamente pero sí permitiendo gobernar el PP, y en Euskadi convirtiéndose en adalides de Ibarretxe y sus rechazadas propuestas secesionistas de un Estado Libre Asociado.

Ahora lo está haciendo en Cataluña donde ejerce de único partido nacional que respalda y hasta publicita los planes independentistas de Artur Mas, de derechas de toda la vida, frente a la tradición de unidad y solidaridad entre los territorios que propugnaban sus ancestros del Partido Comunista y frente a las tesis que mantienen los miembros de la cúpula dirigente de tan contradictoria organización, como el propio Cayo Lara, de cuya coherencia y sensatez no hay dudas, pero sí de su capacidad para ejercer el control del Partido. En fin, que sí, que tendrán que retratarse ante el Parlamento extremeño y sobre todo ante sus votantes que, por muy habituados que ya estén a lo que vienen viendo, seguramente no saldrán de su asombro y de su remordimiento por la traición a sus ideas y los planteamientos escasamente sociales que sus elegidos están escenificando.

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