Fernández Vara con la moción de censura que quiere presentar contra animará el patio político de tal manera que adiós debate europeo, (si alguna vez lo hubo). Los ciclistas que saltan del pelotón merecen un respeto aunque luego sean engullidos kilómetros más tarde. Me temo que es lo que le puede ocurrir a Fernández Vara con la moción de censura que quiere presentar contra Monago y que animará el patio político de tal manera que adiós debate europeo, (si alguna vez lo hubo).
Las iniciativas parlamentarias son pura salud democrática aunque ya se sabe que por aquí padecemos esclerosis de mociones, reprobaciones y abandonar el momio. Por ahí sigue Magdalena Álvarez que se hace la sorda divinamente. En el PP instan a Rubalcaba a que detenga la iniciativa y aquí Alfredo se hace el último en enterarse cuando es el muñidor de la red que lanza contra Génova. Es fácil imaginar a Vara haciendo cuentas con el dedo, intentando que le cuadren las cifras, le hace falta apoyo de IU y de los suyos, sin duda que será lo más costoso porque un grupo parlamentario es lo más parecido a una orquesta que se lleva mal; tocan juntos pero por obligación.
Todo a un año de las elecciones autonómicas, tampoco cuadra, y menos el barrigazo piscinero que puede desmontar la credibilidad de Fernández Vara. Sospechemos de Ferraz donde quizá esperen quitárselo de en medio porque Rubalcaba no desea tenerlo cerca. Si gana liará un debate que va a pasar por encima del calendario hasta agotar la legislatura. Que tenga claro que van a decir que quiere hacer eje con Sevilla para formar el triángulo rojo. Tampoco esperen que se pronuncie Cayo Lara porque la coalición extremeña va por su cuenta como quedó demostrado al apoyar al PP de Monago.
Preparémonos para el lanzamiento de cuchillos y otros objetos punzantes porque aunque se tenga fe en la discusión democrática es sabido que negociar bajo mesa es práctica de gran costumbre.
