Para una persona que no tiene aspiraciones de convertirse, con el tiempo, en estatua resulta cansado lidiar con los que sí las tienen, ya sea en platós televisivos o cruzándose titulares de prensa. Ada Colau ha renunciado este miércoles a seguir siendo la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Colau asegura que seguirá ligada a la PAH, aunque su rostro será menos visible a partir de ahora. También ha descartado tener en mente dar el paso a la política.
Mi jefe opina que es este último el motivo de su paso hacia atrás: ella parecía estar ya en el límite que separa el activismo de la política, y seguir al frente de la PAH sin comprometerse con ninguna formación -no pocos esperaban ver su firma en el primer manifiesto de Podemos- quizás no fuese viable. En cualquier caso, son especulaciones.
Al hombre tampoco le extrañaría que hubiese un cansancio prolongado detrás de esta decisión. Para una persona que no tiene aspiraciones de convertirse, con el tiempo, en estatua resulta cansado lidiar con los que sí las tienen, ya sea en platós televisivos o cruzándose titulares de prensa. En cualquier caso, y sea como fuere, ahí queda su legado. Y no es pequeño.
