Diez países europeos -España entre ellos- han acordado gravar las transacciones financieras un año más tarde de lo esperado. Londres ha amenazado con recurrir para que, en realidad, no se haga nunca. Diez partidos de la UE, entre los que se encuentra España, han anunciado hoy un acuerdo político “de mínimos” sobre la hoja de ruta para poner en marcha un impuesto sobre las transacciones financieras, la popular tasa Tobin. Será en enero de 2016. Dicho así suena esperanzador, ¿no? Pues no.
No suena esperanzador que el pasado 2 de abril se anunciase una tasa Tobin que entraría en vigor el año que viene y un mes y cuatro días después esas mismas partes implicadas digan que el acuerdo se retrasa un año. Sobre todo, porque el acuerdo se lleva retrasando desde los comienzos de la crisis del euro, prácticamente.
Mi jefe, por tanto, tiene una opinión clara al respecto: los ministros de Economía y Finanzas europeos están dándole patadas a una piedra y cuanto más lejos puedan lanzarla, mejor. Él cree que no habrá tasa Tobin. Yo, que soy más ingenuo, empiezo a estar de acuerdo con él.
