Es una realidad que el fondo de mercado ha mejorado. Los flujos de inversión vuelven a dirigirse a la renta variable, y sobre todo en Europa. La Bolsa española acumula una revalorización cercana al 20% en lo que llevamos de año, situándose como uno de los mejores índices europeos. Lo que hace un año eran incertidumbres múltiples (dudas sobre la supervivencia del euro, prima de riesgo en máximos históricos, Europa en recesión, rescate bancario, Ibex en mínimos) se han convertido en señales de esperanza: el euro se ha recuperado, la prima de riesgo marca mínimos, la economía europea va poco a poco mejorando, la Troika nos da un sobresaliente en el examen bancario y el Ibex se sitúa cerca de máximos de dos años…
Es una realidad que el fondo de mercado ha mejorado, produciéndose un cambio en los flujos de inversión: entrada en renta variable y sobre todo en Europa, en busca de rentabilidad en un entorno de bajos tipos de interés. A pesar de unas valoraciones un tanto ajustadas en el corto plazo después de las fuertes subidas del último trimestre, seguimos viendo valor en Bolsa a medio-largo plazo, con unos flujos que continuarán apoyando especialmente a los mercados europeos, dado el mayor potencial de recuperación que los americanos en términos de economía, resultados y más atractivos múltiplos bursátiles.
En caso de tomas de beneficios intermedias (que entendemos que serían limitadas en tiempo y cuantía), incrementaríamos posiciones en renta variable, que seguirá contando también con el inapreciable apoyo de los bancos centrales (entorno de bajos tipos de interés durante un periodo prolongado de tiempo). Como detonantes de estas posibles correcciones: negociaciones fiscales en Estados Unidos, ritmo de retirada de estímulos de la FED, posibles obstáculos en nuevas medidas del BCE (crecientes divergencias en su seno), riesgo soberano (siguen persistiendo riesgos en Portugal, Grecia, Italia, España…) y macro (debemos aún confirmar la recuperación económica y de beneficios empresariales).