PSOE: fin de una pesada digestión

Conferencia Política PSOE

PSOE: fin de una pesada digestión

Diego Carcedo, periodista

Habrá que esperar, y seguramente no mucho tiempo, a ver si las ambiciones se calman y si realmente los actuales dirigentes han ganado el tiempo que necesitan. Este fin de semana el PSOE ha puesto fin a la pesada digestión de la derrota electoral que encumbró al Partido Popular a una victoria histórica. Bueno, al menos es lo que sus dirigentes han intentado en la conferencia política con la que pretenden salir del letargo en que han permanecido estos dos años de Gobierno de Mariano Rajoy. El balance que ofrecen de esta etapa los socialistas es deprimente. No han sabido capitalizar los errores, cuando no disparates, del Ejecutivo ni atraerse a los arrepentidos de haber votado a quienes no han sido capaces, más bien todo lo contrario, de cumplir una sola promesa de su programa electoral y todo lo que ya estaba mal sólo han conseguido ponerlo peor.

La estrategia inicial de Alfredo Pérez Rubalcaba, cuya deteriorada imagen no hace justicia a su capacidad política, era acertada: había que poner tiempo por el medio, dejar que el nuevo Gobierno hiciese méritos para su descrédito, y facilitar que los ciudadanos se olvidasen de los errores cometidos por Rodríguez Zapatero y su elenco ministerial, en el que brillaron con luz propia algunas lumbreras de la incompetencia. Pero esa estrategia, inspirada por el deseo de serenar el ambiente interno y ganar la confianza externa, tropezó enseguida con la desesperación de quienes sufren los avatares de la crisis, casi todos, y reclamaban que el principal partido de la oposición hiciese algo firme y efectivo.

Por lo menos que hiciese más de lo que estaba haciendo que además de ser poco quedaba opacado por las noticias que generaban las intrigas internas, las ambiciones de algunos y la inquietud de cuantos fijaron todas sus esperanzas en cambios en el liderazgo tal y como si eso fuese una varita mágica capaz de imponerse al rodillo de la mayoría absoluta del PP que convierte a su Gobierno poco menos que en un Ejecutivo de partido único. El PSOE, ocupado en sofocar incendios propios, parecía carente de ideas, de iniciativas y de proyectos para apagar los generales.

Esta carencia es la que por fin ha venido a salvar la conferencia política. Para empezar, admitió errores pasados, lo que en los tiempos que corren es importante y bastante insólito, y luego avanzó algunas propuestas interesantes para salir de la difícil situación en que se encuentra la sociedad española que merecen la pena ser analizadas y probablemente más de una tenida en cuenta. Aparentemente quedó clara y aparcada hasta llegado el momento la pretensión de poner en marcha unas primarias para elegir a su candidato para las elecciones legislativas aún lejanas.

Habrá que esperar, y seguramente no mucho tiempo, a ver si las ambiciones se calman y si realmente los actuales dirigentes han ganado el tiempo que necesitan para dedicarse de manera preferente, ya que de manera exclusiva será imposible, a divulgar y defender estas propuestas, a sistematizar mejor su oposición a las decisiones del Gobierno y a demostrar a los españoles que ellos son lo que de verdad les preocupa y ocupa en el Partido y no, como tan a menudo parece, la ambición individual de cada uno de sus líderes.

Más información