Esta semana, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, ha presentado el presupuesto de la autonomía para el próximo año, organizando un gran revuelo mediático. El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González ha conseguido acaparar la atención de la prensa y organizar un gran revuelo mediático con la presentación de los presupuestos de la autonomía para 2014, asegurando que se bajará los impuestos, y, más en concreto, prometiendo un recorte lineal de 0,4 puntos por contribuyente en el tipo de interés del tramo autonómico del IRPF, junto a la supresión del céntimo sanitario y las revisiones a la baja de las tasas de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados.
Unos ‘descuentos’ que benefician especialmente a los madrileños más ricos y de la que se quedan prácticamente fuera los ciudadanos con las rentas más bajas, como ya ha quedado demostrado tras diversos análisis posteriores del plan. Sin embargo, la estrategia de comunicación empleada por González ha conseguido que ese aspecto pase casi desapercibido, lo mismo que otras características de las próximas cuentas autonómicas, donde se sigue profundizando en los recortes ya aplicados sobre las partidas más importantes para la sociedad como son la sanidad, la educación o la dependencia. Y sin que haya quedado claro, ni siquiera para muchos miembros de su propio partida qué se va a hacer para mantener los ingresos fiscales.
Lo cierto es que el presidente madrileño parece tener una capacidad política nada despreciable, que le sirve, por ejemplo, para que no pase al primer plano de la actualidad un posible balance de su gestión que le dejaría en bastante mal lugar. En el año que lleva al frente de la Comunidad la destrucción de empleo ha llegado al 5,45%, una cifra que dobla la que se ha registrado en el conjunto del país.
Consecuencia, sin duda, de otras como la caída del 10,7% de la producción industrial o la reducción de las pernoctaciones de viajeros en un 2,7%, mientras que en toda España aumentaban un 2%. Y las cifras empeoran por momento, en agosto la caída el turismo marcó un alarmante 22% y, según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), en los últimos tres meses Madrid perdió el 1,65% de su fuerza laboral y experimentó un aumento del paro del 1,7%, cifra que contrasta con la disminución del 1,2% de España.
Además, González no ha sido elegido en las urnas para desempeñar la labor que realiza. Los ciudadanos votaron por Esperanza Aguirre. Y ahora, lo mismo que sucede con otros ‘señores’ regionales del PP es fácil percibir que, según se acercan las fechas previstas para las elecciones locales, cada uno de ellos se esfuerza en buscar situaciones que les eviten un castigo excesivo por parte de sus votantes. Ese que ya las anticipan casi todas las encuestas.
Y ese es, posiblemente, el gran reto en cuanto a la gestión política necesaria al que tendrá que enfrentarse Mariano Rajoy, un presidente del Gobierno que no parece, precisamente, muy aficionado a ponerse a trabajar, o a realizar, como acabamos de decir, una mínima gestión política de algún asunto, más o menos, complicado. Y, por eso, si en algún momento le toca hacerlo, seguro que, como dice un amigo mío cuando habla de este particular, «va a estar bueno verlo».
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