Un delincuente

Política

Un delincuente

Rafael Martínez-Simancas, periodista

El alcalde de Alhaurín El Grande, Juan Martín Serón, confiesa que le apoya el PP y que volverá a la política dentro de un año cuando cumpla la condena. Confieso que titular de esa manera una columna tiene bemoles porque enseguida el lector pensará: ¿Cuál?, ¿A qué delincuente se refiere?, ¿Otra vez una de Bárcenas?, y no es así. Se trata de un delincuente condenado por el Tribunal Supremo por el caso “Troya” y que hasta hace poco ha sido alcalde de Alhaurín El Grande, Juan Martín Serón, que en el diario “Sur” confiesa que le apoya el PP y que volverá a la política dentro de un año cuando cumpla la condena.

Martín Serón, delincuente y español, (a veces una cosa va ligada a la otra), es aquel que gritaba a la puerta del Ayuntamiento cuando fue detenido: “¡no van a por mí, van a por el PP!”, un momento sublime en la historia de la delincuencia nacional. Si en algún momento regresara a la política, y el PP le diera cobijo, sería tremendo si el pueblo le volviera a elegir como alcalde. Cosas más raras se han visto y en la provincia de Málaga tienen un recuerdo no muy lejano de lo que fue el gilismo.

El ex alcalde que presume de buenas amistades en el PP recuerda a Camps en aquella foto de gondolero por la albufera valenciana afirmando que estaba listo para ser presidente. No decía de qué, igual se ofrecía a candidato a la presidencia del Gobierno en caso de que Rajoy tuviera un vahído. Ambos: Camps y Martín Serón tienen el reloj parado en una hora en la que también se les detuvo la conciencia.

Cosas más extrañas se han visto pero que tipos condenados por ladrones generen la confianza de sus votantes es para hacérselo mirar porque les convierte en cómplices de la poca vergüenza. Martín Serón cuenta los días en un calendario para regresar por la puerta grande con el PP porque en ningún momento considera la posibilidad de acudir a las urnas en calidad de independiente. Si el PP lo mantiene, (lo dudo mucho), será igual de cómplice con las fechorías de este tipo.

Los delincuentes de Sierra Morena manejaban una faca y un trabuco, ahora los nietos vacilan de ética y de apoyos políticos. Se trata de la misma manera de asaltar una diligencia pero en lugar de ir a caballo que es muy cansado se pone uno el traje de alcalde y a partir de ahí se atraca sin piedad aquello que era público. Y si la Justicia le condena pues no pasa nada porque como un procesado en la Operación Malaya: “de la cárcel se sale, de pobre no”. O como el alcalde de Abdalajís, también malagueño y del PP, condenado por doce delitos de prevaricación y absuelto por uno de los primeros consejos de ministros de Rajoy. Para este prenda el Fiscal pidió treinta años de prisión y ciento once años de inhabilitación. Pues nada, que no pasó nada.

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