El delito de ser pobre

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El delito de ser pobre

Diego Carcedo, periodista

El Ayuntamiento de Madrid prepara unas ordenanzas llamadas de convivencia que permitirán a los agentes de la autoridad multar contundentemente a los mendigos. Gracias al papa Francisco, que Dios conserve muchos años, ser pobre está dejando de ser pecado pero gracias a Ana Botella ser pobre lejos de ser relajante cual cup of café va camino de convertirse en delito. Es la vida, que nos trae de vez en cuando estos sustos y hasta otros peores. El Ayuntamiento de Madrid, que no va a poder organizar unos juegos olímpicos a corto plazo, prepara en cambio unas ordenanzas llamadas de convivencia que permitirán a los agentes de la autoridad multar contundentemente a los mendigos que pidan limosna en determinados lugares de la ciudad.

Vamos a ver cómo se las apañan los pobres de solemnidad, que tienen que recurrir a la caridad pública para saltarse su ayuno crónico, para pagar las sanciones y el Ayuntamiento para cobrarlas. A diferencia de lo que hace Hacienda con las multas de tráfico, a los mendigos va a tener difícil embargarles las cuentas: sólo le quedará el inhumano recurso de incautarles los cartones con los que se protegen del frío en las duras noches del invierno que viene. El Ayuntamiento de doña Ana a falta de otros méritos que reivindiquen la buena imagen perdida parece que quiere convertirse en la ciudad del estacazo y tente tieso.

Las prostitutas también van a tener cruda desde ahora su actividad carente de clientes. Una cana al aire de los afines al sábado sabadote puede suponerles tres mil euros. Las autoridades municipales quieren acabar con las mafias del ramo, lo cual está bien, limpiar el paisaje urbano del penoso espectáculo de la prostitución por libre, que tampoco es mala idea, y de paso se sospecha que imponer la castidad forzosa a los contribuyentes. El Ayuntamiento vela por su economía pero, ya que se despreocupa tanto de la contaminación atmosférica, como compensación ciudadana vela que es un primor por la salud moral de los madrileños y visitantes.

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