Portugal, el ejemplo alejado

Elecciones portuguesas

Portugal, el ejemplo alejado

Pedro Passos Coelho, primer ministro de Portugal

Portugal es un país muy próximo y muy parecido como para que nuestros políticos sean tan proclives a olvidarse de su existencia. Portugal es un país muy próximo y muy parecido como para que nuestros políticos sean tan proclives a olvidarse de su existencia. Pero desde que ambos se rigen en democracia, después de tanto tiempo de sufrir los horrores de sendas dictaduras, la evolución ha sido muy digna de ser seguida con atención. Muy digna de ser examinada pero habitualmente relegada a convertirse en un espejo lejano. Estos días pasados se celebraron allí unas elecciones locales convertidas en un test de la evolución de la opinión pública y por aquí su resultado apenas ha despertado curiosidad.

La gente en Portugal también está harta de los recortes que aplica sin consideración a sus necesidades básicas el gobierno conservador de Pedro Passos Coelho ahora en coalición con la derecha frontal del CDS. Lo venía reflejando en manifestaciones populares y reiterados gestos de hostilidad, y las urnas lo han confirmado de manera nítida. La coalición que gobierna sufrió un fuerte descalabro, que se ha traducido en pérdida de alcaldías importantes y en el aumento del respaldo a las que desempeña la oposición, particularmente el PS.

El gobernante PSD – siglas que a pesar de exhibir la palabra socialdemocracia encubren una ideología típicamente liberal – accedió al poder hace algo más de dos años después de una fuerte campaña contra los socialistas que estaban empezando a sufrir el descontento por las medidas de austeridad que les reclamaban desde el FMI, Bruselas y demás. Los dirigentes del PSD criticaban aquella política con virulencia, precipitaron las elecciones a codazos, las ganaron aunque en minoría y todo para seguir desde el Ejecutivo la misma línea sin corregirla pero aumentándola.

Todo fue bastante parecido a lo que meses después ocurrió en España. El PSOE fue derrotado, el PP ganó y, lejos de cumplir el programa de promesas que le dio la victoria, desdeñaron su contenido y siguieron adelante con la política heredada pero aplicada con bastante mayor dureza e insensibilidad social Por eso sería lógico que los responsables del partido y el Gobierno, con Rajoy al frente, echasen un vistazo a lo que ocurre al otro lado de la frontera y pongan sus expectativas electorales a remojar de cara a las europeas del próximo año, el primer test que les espera..

Más información