Cameron, Gibraltar y Rajoy

Detrás de la cortina

Cameron, Gibraltar y Rajoy

Rafael Alba, periodista

Hay quien asegura en la prensa británica, donde trabajan muchos y buenos columnistas satíricos, de que tras los últimos acontecimientos en Gibraltar, el primer ministro David Cameron ha llegado a la conclusión de que a Mariano Rajoy le ha afectado, para mal, el sol español del verano.

Y eso que el presidente hispano pasa sus vacaciones en Galicia y no cerca de la Línea de la Concepción y el clima es mucho más suave porque ´Lorenzo’ pega menos. Pero fuera de estas cuestiones geográficas, muchos altos funcionarios británicos, a los que esta crisis importada les trae de cabeza, no dan crédito a lo que pasa.

Y no porque no se sepa que Gibraltar tiene las características clásicas de un paraíso fiscal y que, claro que por allí, se pasará más de uno a lavar dinero. Si eso lo dicen hasta en las novelas policiacas de bolsillo. Simplemente, porque con Picardo dispuesto a pescar en río revuelto hay que estar muy desesperado para considerar una prioridad de la política exterior nacional el asunto de los bloques de cemento, los camiones de arena y la promoción de chalés que se quieren construir en la Roca.

En el Foreing Office tienen claro que, hoy por hoy, con el 27% de paro, a ningún español de a pie le resulta prioritario el problema de Gibraltar. Casi ni a los más radicales. Y, por supuesto, les resulta chusca esa posición del ministro principal de los ‘llanitos’ y sus descripciones prebélicas y apocalípticas.

Más aún, con la broma de Siria en las puertas, un frente donde a lo mejor sí que hay tiros y en el que Cameron y su Gobierno han experimentado una dura e histórica derrota parlamentaria por apoyar a Obama.

Y es más que probable que con el premier británico le expusiera esta cuestión con total crudeza a Mariano Rajoy en el encuentro que tuvieron en el G20 de San Petersburgo, en el que al parecer, el político español se mostró dispuesto a ir terminando con el ‘culebron’ que sus asesores mediáticos le montaron para ‘pasar’ lo mejor posible el verano en plena efervescencia del ‘caso Bárcenas’.

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