Se conoce como «Éxodo del Mariel» a un movimiento en masa de disidentes cubanos que partieron del puerto de Mariel, situado a varios kilómetros de La Habana, en dirección a Miami con el consentimiento de la dictadura. Corría el año 1980 y Fidel Castro aprovechó a mezclar, junto a los disidentes, a toda clase de criminales y psicópatas.
Pues algo parecido, dice mi jefe, le resulta a él la Sareb; el ‘banco malo’ del Estado que se ha creado para absorber todos los activos tóxicos de las entidades nacionalizadas con la intención de sanearlas. Porque la cantidad de basura que lleva encima es preocupante. O, por lo menos, a él le preocupa.
Por eso no le ha dado mucha importancia a la noticia de que podría empezar a demoler algunos inmuebles no terminados a partir del verano. Dice que a él unos cuantos inmuebles le dan lo mismo si se tiene en cuenta el coste financiero que arrastra semejante proyecto. Porque claro, al ser activos dudosos, se va a necesitar colateral firmado por el Estado. Es decir, avalado con el dinero de todos. Una vez más.
