Cayo Lara ha criticado este sábado que la mayoría de los expertos encargados de redactar el informe de pensiones provengan de empresas «aseguradoras y de bancos». Ha dicho que los designados no son independientes y que el objetivo del sistema es «recortar pensiones y alargar la edad de jubilación». Si llego a saber lo nervioso que se pone mi jefe con este tema, me hubiese pensado el preguntar otra cosa.
El caso es que el hombre ya es perro viejo, y como es perro viejo me ha dicho que todavía recuerda cuando el Opus Dei, entre los años 1997 y 1998, montó un tinglado parecido que se dedicó a traer y pasear por todos los círculos financieros españoles a un chileno apellidado Piñera. Quizás les suene a ustedes de algo. El tal Piñera iba pregonando por aquí y por allá que el sistema de pensiones público español quebraría en 2012, haciendo al mismo tiempo una buena propaganda de las maravillas que encierra el sistema privado de pensiones.
Las andanzas del chileno no tardaron mucho en acabarse después de que alguien le recordase que el sistema privado de pensiones había triunfado en Chile durante la dictadura de Pinochet con un único sector quedando al margen del mismo: el ejército. Qué casualidad tan interesante, ¿verdad?
Pues ese es el mensaje que nos ha dedicado mi jefe: buscad en Google qué sistema de pensiones -si el público o el privado- es más dado a la quiebra. Y con las estadísticas en la mano, luego escuchamos atentamente a estos sabios, a ver qué nos quieren decir y, sobre todo, qué argumentos utilizan al decir lo que quieran decir. Igual nos ponemos nostálgicos y todo.
