Rosalía de Mera, antes Rosalía de Ortega, es una mujer rica, muy rica – dicen que la más rica de España –, pero es una rica muy diferente al común de las mujeres ricas y, si me apuran un poco, también de los hombres. Trabaja en una fundación ejemplar, Paidea, que ella preside y financia con fines benéficos y cuando habla dice cosas sensatas, inteligentes y dignas del general aplauso y del público agradecimiento. Es, no sé como expresarlo, una millonaria que tal parece piensa más en el pueblo que en los avatares de la cartera de sus valores.
Le preocupan los problemas sociales y hace por ayudar a paliarlos, aunque muchos le quedan grandes incluso a su cuenta corriente. No está nunca con el capitalismo salvaje, con las frases tópicas de que los pobres trabajen — ¿dónde, por cierto? – ni con ideas que estimulan las desigualdades. Con la crisis que nos agobia se expresa con una claridad y una contundencia que debería estremecer a Mariano Rajoy y dejar pensando a más de un líder de esa izquierda que no está ni parece que se la espera.
Tampoco puede decirse de Rosalía de Mera que sea una roja peligrosa recubierta de millones ni que propague teorías políticas utópicas y desfasadas. Es capitalista pura en sensatez. “Si se muere el tejido industrial es que no hay empleo para nadie”, tesis con la que tiene toda la razón habida y por haber, lo mismo que cuando sentencia que “no podemos mantener una crisis de casi cinco años”. O sea, lo que deberían decir y resolver los políticos que votamos y pagamos para ello.
Pero Rosalía de Mera, en sus últimas declaraciones sobre la situación ha ido más lejos y se ha adentrado con palabras claras en el problema social de la austeridad ordenada por Bruselas y Merkel y acatada sin rechistar por el Gobierno que tenemos: no se puede, viene a decir, “empezar a recortar por abajo”; puestos a recortar, se sobreentiende, hay que hacerlo por arriba y ella no se excluye en absoluto.
Su análisis más acertado, con todo, es el que nos afecta al común de los españoles, en el presente e incluso más ante el futuro: “Si regateamos en el tema de la salud, de la infancia y de la educación, nos estamos haciendo un peligrosísimo favor”. Pues sí, señora de Mera, me gustaría decirle: Tiene usted toda la razón. A ver si alguna que otra persona influyente y poderosa copia su ejemplo. Los desahuciados, los del 15 M o los vituperados autores de escraches no es bueno que estén solos manifestándose por las calles.
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