Novecientos caraduras, 906 para ser exactos, fueron detenidos en una redada efectuada en China por estar vendiendo carne de rata y de zorro como si se tratase de cordero o buey. Al parecer los desaprensivos obtuvieron pingües beneficios con el engaño. La policía calcula que los tres meses que llevaban de actividad, se embolsaron el equivalente a un millón de euros, lo cual puesto en moneda local es también un pastón.
Las conclusiones que se sacan de la lectura de esta noticia son, además del inenarrable repeluzno que se siente, varias. La primera que hay gente para todo en todas partes y, la segunda, que la dictadura de corte comunista en la verborrea que la justifica deja muchas rendijas abiertas a la delincuencia más nauseabunda de todas. Eso de que te den rata asada por cordero al horno es increíble, aunque se ve que en China todo es posible.
Pregunté a un conocido chef segoviano y de su respuesta deduje enseguida que le pasa lo que a mí, o sea, que le parece imposible. Imposible no que algún cocinero sin principios mínimos lo intente colar sino que los clientes, los comensales, por desconocedores que sean de las características de la carne del cordeo, y nada digamos de la de buey, no lo descubran al primer bocado. Y no sólo por el sabor.
Sobre todo por el tamaño de las piezas. Entre unas costillas de cordero, incluso si se trata de un cordero lechal de verdad, y unas costillas de rata, sospecho – la verdad es que nunca las probé ni pienso hacerlo a sabiendas – debe de haber una considerable diferencia. Claro que en una de estas… Yo estuve no hace mucho en Pekín y la realidad es que comí muy bien, bien es verdad que siempre en restaurantes caros, pero la duda de lo que habré ingerido me asalta por las noches soñando con ratas saltarinas alrededor de mi cama.
Muchos de aquellos platitos con raciones minúsculas de componente desconocido e indescifrable, ¿podrían estar hechos con hebras de muslo de ratitas jóvenes?, me pregunto en medio de la pesadilla Que horror, sólo pensarlo provoca vómitos. Espero que, aunque no lo veamos ni nos enteremos, a los 906 desaprensivos les estén dando para el pelo, con carne de rata en el menú carcelario, y que los yuanes tan mal ganados se les atraganten como se me hubieran atragantado a mi los callos de rata en chop suey o la pechuga de zorro laqueado.
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