La desacreditada profesión de economista vive en los últimos tiempos nuevas convulsiones ante la proliferación de denuncias sobre el uso interesado de ciertas cifras. Muchas de ellas, provenientes de cálculos inexactos que, sin embargo, han servido para dar cobertura a políticas lamentables que han empobrecido y empobrecen a los ciudadanos.
La necesidad de políticas de austeridad y de esa consolidación fiscal veloz que ahora hasta cuestiona la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, tuvo detrás una potente colección de estudios teóricos prestigiosos que llegaron a imponer mayoritariamente su visión en los grandes círculos económicos y políticos europeos, con los resultados de todos conocidos.
Pues bien, no sólo existe ahora suficiente evidencia empírica, según se ha visto, para cuestionar las direcciones adoptadas en el supuesto intento de resolver la crisis económica, además, algunos expertos defienden la inexactitud, quizá interesada, de la argumentación teórica que facilitó las conclusiones que, por ejemplo, Berlín quería sacar de aquellos modelos precipitados.
Esta misma semana, Robert Pollin y Michale Ash, dos profesores de Economía de la Universidad Massachussetts Amherts, han convulsionado al sector con un interesante artículo de opinión publicado en Financial Times en el que denuncian que el famoso tratado de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff ‘El crecimiento en tiempos de deuda’, contenía errores de base en los propios cálculos mecánicos, hasta el punto de que, tras realizar de nuevo las cuentas, quedaba seriamente en entredicho la idea central de que cualquier economía cuyo ratio deuda-pib superase el 90% tendría serios problemas para crecer.
El asunto no es menor, porque ‘la troika’ ha obligado a sacar las tijeras a los gobiernos de muchos países, el español entre otros, sobre la base de que, en el momento que se consiguiera el equilibrio fiscal retornaría el crecimiento económico. Lo curioso es que Reinhart y Rogoff tras admitir el error de cálculo, que han achacado a un mal funcionamiento del programa Excel, se han ratificado en sus argumentos, esta vez ya sin el apoyo de número alguno. Mal asunto, desde luego.
Pero, incluso si su ‘iluminación’ no comprobada fuese cierta, y como hemos dicho ya hay serias dudas sobre ello, por ahora, la austeridad sólo ha conseguido aumentar el ratio deuda-pib en los países en los que se ha aplicado. Lo que, según el propio razonamiento de estos dudosos profesionales tan del gusto de Berlín, alejaría aún más el final de la crisis.
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Cifras de doble filo
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